Pisos caros y en mal estado, el drama de los universitarios en Santiago

Santiago de Compostela

Los estudiantes universitarios de Santiago de Compostela cada vez tienen más problemas para alquilar un piso en el que poder vivir durante el curso. La oferta cada vez es más escasa, la calidad de los inmuebles no para de empeorar, y los pocos pisos que hay tienen precios prohibitivos.

La preocupación crece porque la tendencia no invita al optimismo. Los propietarios ven mucho más rentable destinar las viviendas a alquiler de uso turístico, y en vísperas del Xacobeo, el temor a que la situación se agrave se hace más palpable en el colectivo estudiantil.

El precio medio en la capital gallega ha pasado de 514 a 589 euros en apenas medio año. Y no se trata de pisos céntricos, luminosos y calurosos. Los pisos a los que pueden acceder son viejos y en malas condiciones. Además de las clásicas humedades y de mobiliario roto, algunos estudiantes denuncian plagas y presencia de ratones, lo que hace que habiten en condiciones de insalubridad.

Ante la falta de oportunidades en el centro, los estudiantes están teniendo que marcharse a vivir a la periferia de la ciudad, o incluso a ayuntamientos limítrofes. Jóvenes que deciden cursar sus estudios en la USC y que llegan de todas partes de Galicia, se encuentran con que no pueden vivir en la ciudad en la que van a estudiar.

Además, conviven con el problema de los falsos reclamos por parte de las inmobilarias, con propietarios que no se hacen cargo de los arreglos, fianzas que no se devuelven o contratos que son irregulares.

Mientras que esperan a que la Universidad y las administraciones tomen medidas para garantizar una alternativa habitacional digna, la organización estudiantil Anega ha iniciado una campaña que reclama alquileres dignos.

Bajo el eslogan 'Vivienda digna e accesible xa', pretenden visibilizar esta problemática y concienciar a todos los agentes sociales, y poder dejar de vivir "amontonados" en "cuchitriles". Así, reclaman un parque de vivienda para el alquiler del estudiantado o una ley que fije precios máximos en función de parámetros como la calidad.

Consideran que hay sectores que "especulan" con la vivienda, sin que nadie proteja los intereses de unos jóvenes, vulnerables, que se ven obligados a aceptar condiciones indignas al no tener más alternativa, y contribuyendo a "la precarización" de los jóvenes.