Paco Vallés: "Yo sólo quiero hablar la lengua de mi madre"

Zaragoza

Aprendí a hablar en castellano a los cuatro años, cuando comencé a ir a la escuela en un pueblecito del Bajo Aragón, ubicado en lo que el burdo invento de un valenciano pancatalanista denominó “La Franja”. Ni en mi casa, ni en mi entorno, ni en los recreos del colegio sentí nunca que hablar en “chapurriat” fuera algo vergonzoso, denigrante u ofensivo; ni siquiera lo era el nombre de nuestra lengua. Eso vino luego, cuando la política metió sus zarpas en ella.

Hoy, sesenta años después, desde Montanuy a Aguaviva, gracias al bombardeo constante del catalán de Pompeu Fabra emitido sin descanso por TV3 sobre el Oriente de Aragón, nuestra lengua propia mengua cada día, tras décadas de desidia y abandono de nuestro patrimonio lingüístico por parte de las instituciones aragonesas. Un ejemplo: Ómnium Cultural, entidad independentista bien nutrida desde la Generalitat, desarrolla allí su actividad sin ningún pudor, ya se considera algo normal. Hemos pasado del “Hablemos la lengua del Imperio” al “Parlem la llengua de l’Imperi”. Y yo sólo quiero hablar la lengua de mi madre.