IZAL, en su viaje definitivo de vuelta a la Tierra
Nada menos que 10.000 personas en dos días realizaron El Final del Viaje, la culminación definitiva de su exitosa gira Autoterapia
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Granada
Entre la primera aparición que recordamos de Izal en Granada, fue en un Granapop celebrado en la Sala Planta Baja y la doble actuación del pasado fin de semana apenas han transcurrido 8 años. Un tiempo en el que han pasado de ser unos completos desconocidos a ser unos de los baluartes de la nueva ola indie y poder presentar un espectáculo audiovisual como el de este fin de semana, solo al alcance de muy pocos. Además podríamos añadir el impacto económico en la ciudad, se estima que han sido entorno a 2000 pernoctaciones las generadas en nuestra hostelería, suponiendo un retorno de 300.000€ para la ciudad.
Un escenario que ocupaba la totalidad del fondo del Palacio de Deportes, presidido por una pantalla que sería omnipresente a lo largo de todo el concierto, donde se intercalaban proyecciones, pequeños cortos interpretados entre otros por Kira Miró, Santi Millán, Alexandra Jiménez, Amaya Valdemoro o incluso Raphael o una serie de colaboraciones virtuales que comentaremos un poco más adelante. En palabras de Mikel Izal; "un show bastante friki" y es que la temática es una supuesta vuelta a la Tierra en su nave espacial, idea enfatizada por la decoración a modo de puesto de mando intergaláctico del escenario o por "Man of the moon" de R.E.M.
Dos jornadas consecutivas en las que estos 5 integrantes ofrecieron un concierto con una duración que rondó las dos horas y media y que además de mostrarnos su Autoterapia sirvió para repasar su discografía, siendo la querida Copacabana, una de las primeras en aparecer, con el consabido coreo multitudinario. Los infinitos seres que me llenan, sirve para hilar una de las múltiples alocuciones de Mikel, marca de la casa, en referencia a la respuesta que siempre ha tenido nuestra ciudad con este grupo. El momento íntimo de la jornada vino de la mano de la preciosista "Arte Moderno", tan solo con los teclados de Iván Mella y Mikel sentado en el escenario, iluminados por unos pocos focos blancos. Algo que se hubiera disfrutado plenamente si no hubiera sido por el mal que asola los directos y es que había más gente preocupada de contar su última historia intrascendental a su acompañante de turno que disfrutar el momento.
La primera de las numerosas "colaboración virtuales" vino de la mano de Rozalen, cierto que esto no es ninguna innovación y que es preferible tener a los invitados in situ, pero no lo es menos que hubiera sido algo imposible reunir a Miguel Ríos, Zahara, Sidonie o Enrique Búnbury en el mismo escenario. Si nos sirve para poner en valor la producción que lleva esta gira a sus espaldas ya que la compaginación y dúos era absoluta en cada una de las interpretaciones.
Otro recurso usado fue el empleo de un arco de violín para hacer sonar la guitarra eléctrica, soluciones que demuestran el incesante camino por buscar una forma de entender la música. Lástima que como de costumbre el sonido del Palacio deje mucho que desear y ni con una gira con semejantes medios se consiguiera mejorar de forma plausible. Sería una buena idea y aprovechando la candidatura a Capitalidad Europea de la Cultura, que el Ayuntamiento de Granada decidiera realizar las remodelaciones oportunas para dotar de al pabellón de un sonido a la altura de los artistas que intervienen en él, dado que además es nuestro único gran recinto cubierto.
Dentro del despliegue tecnológico recordar que al principio del concierto, en las pantallas laterales se anunciaba una APP, "Audioterapia2020" para descargar y que servía para que el público a través de un código eligiera entre Despedida, Variables o Santa Paz, siendo la primera la vencedora de esta encuesta en tiempo real. O el uso de una "Dance-cam", que sirvió para dar rienda suelta a una simpar colección de bailes entre los asistentes.
Con "Qué bien", uno de sus himnos, llegó una gigantesca salva de confeti y serpentinas, "Asuntos delicados" o "Pánico práctico", lograron un desenfreno absoluto entre sus clásicos, tan sólo interrumpido por la curiosa adaptación de "El pozo" junto a nuestro querido paisano Miguel Ríos. No podemos olvidar la apoteosis con "La mujer de verde", casualmente en el fin de semana en el que daba comienzo el Carnaval y donde Mikel busca en su letra un disfraz para esta fiesta.
Cuando ya parecía que todo había finalizado, e incluso la gente se empezaba a marchar, apareció un último vídeo pidiendo que nadie se fuera aún, "podía ser la última noche de nuestras vidas", según Mikel Izal, dejando para el recuerdo de todos, "Pausa" junto a Enrique Búnbury.
7 ciudades son las que forman parte de este final de viaje, una nueva Autoterapia envuelta en un exclusivo y único papel de regalo, demostrando que la fortaleza de Izal va más allá de la escena alternativa, convirtiéndose en un valor seguro de nuestro panorama musical.