Mujeres y hombres, y viceversa
Crónica política de la semana
Úbeda
Me declaro hastiado de postureos tontucios, institucionalizados, que siempre pretendieron contaminar el anhelo morado de la horizontalidad feminista, mítica hace dos años en aquella histórica huelga, un jueves, cuando todas ellas pararon,unidas a una sola voz, de veras, y se paró el mundo. El 8-M de 2019, san viernes, las movilizaciones fueron aún más multitudinarias y el eslogan coreado, si cabe, más rotundo: “No somos histéricas: somos históricas”. Ayer,el 8-M,cayó en el día del Señor, con su carga simbólica de machismo de misal, sumisión y escapulario -¿Alguien vio, alguna vez, a un cura o a una monja, siquiera fuese a Francisco Juan Martínez Rojas, en una marcha del 8-M?-, y los aparatos de los partidos - iglesias, al fin y al cabo-,paradigmas de verticalidad, mediante subterfugios como la superioridad moral y la infiltración, procuraron recuperar un protagonismo tras la pancarta que se les negó,con cajas destempladas,los dos años anteriores.
La igualdad real apremia, homo sapiens neanderthalensis, potencial feminicida de mierda, en el seno de una sociedad que no te vigila suficientemente, y, al mismo tiempo, criminaliza a demasiados varones, culpables hasta que se demuestre lo contrario, a través de denuncias falsas. Claro que debemos sentirnos concernidos en el combate más firme de la peor manifestación de la violencia de género, la que sobreviene sin avisos, sin denuncias previas, cubierta de sangre inocente, aunque no menos exigidos en la erradicación de la discriminación policial y judicial a partir de prejuiciosos estereotipos sexistas.
Hace tan sólo unas horas conocimos que la muerte súbita de Antonia, una mujer de 37 años de Arroyo del Ojanco, a principios de abril de 2019, en su cama,fue cruenta, homicida, por asfixia, provocada por su propio marido, presunto asesino, en el domicilio donde el matrimonio criaba a su hijita de 3 años y medio, que desde entonces convivió normalmente con su único progenitor vivo. 56 mujeres fallecidas por violencia machista en nuestro país, en el transcurso de 2019,son demasiadas víctimas indefensas cómo para soportar los odiosos agravios comparativos de los apologistas de la custodia compartida por unos cuantos hombres muertos a manos de sus mujeres.
El nuevo Ejecutivo de coalición de derechas de la Junta, pese a que pudiera parecer lo contrario, no ha suprimido de su estructura de gobierno las figuras de directora regional y coordinadora provincial del Instituto Andaluz de la Mujer, pero jamás hasta ahora tuvieron una visibilidad tan reducida. ¿Les suenan de algo Mercedes Sánchez, responsable del IAM regional, o María José de la Torre, su subordinada en Jaén? El foco, en todo caso, lo sostiene preeminentemente la consejera de Igualdad y Políticas Sociales, Rocío Ruiz, la dirigente andaluza de Cs que el gurú de la gestora naranja, Fran Hervías, el Lobo, el implacable Harvey Keitel de Tarantino -"Hola, soy el señor Lobo. Soluciono problemas”-, el irreductible secretario de Organización de Albert Rivera, ha promovido como alternativa a Juan Marín, cabeza visible del ‘clan de la manzanilla’.
Este ‘finde’ del 8-M se celebró la V Asamblea Nacional de Cs que terminó encumbrando a una mujer,Inés Arrimadas, a un liderazgo que habrá que ver si conserva el modelo de férreo centralismo heredado de su antecesor o empatiza con los postulados descentralizadores de sus críticos. “El mando de Arrimadas y el programa democratizador de Igea”, puestos a fabricar una mixtura apetecible, proponía Miguel Moreno, el alcalde de Porcuna, el compromisario jiennense más votado. 6 por Jaén. Los 5 restantes, 4 hombres y una sola mujer, fueron también de su cuerda: el asesor de Imbroda, Pablo Quesada; la concejal de Hacienda de Jaén, María Orozco; el ubetense Javier Cantalejo, el torrecampeño Javier Barranco y el alcalaíno Ángel Montoro. Los principales damnificados de la votación telemática tuvieron precisamente nombres de mujer: María Cantos, cercana a Ruiz y Hervías, y la parlamentaria Mónica Moreno. ¿Juan Marín o Rocío Ruiz? El dilema andaluz viene de seguido. Hervías, que está de retirada pero que acaba de mudarse a Sevilla por razones sentimentales, en el nombre de Inés, se ha impuso en casi todas partes, menos en Jaén. Jaén es de Juan Marín gracias a Miguel Moreno. Por eso, el agradecimiento de vicepresidente, hoy por hoy, no tiene límites. Un puesto en el Senado propiciaría la salida de Raquel Morales de su delegación. Marian Adán, ojito derecho de Miguel, fugaz diputada nacional, podría encontrar acomodo en Sevilla como coordinadora de Justicia. Mujeres y hombres, y viceversa, en el partido que se vanagloria de mantener viva la llama feminista en el Gobierno andaluz frente al negacionismo del socio encubierto, Vox. La mujer y el dragón.