¿Recuperaremos el sentido del tacto?
El tacto no es solo el sentido criminal, decisivo en todo tipo de abusos, ahora se le culpa también de la mayor pandemia del siglo

"La línea roja" de Matías Vallés
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Palma
Ya me perdonarás, pero ahora mismo no me veo abrazándote, y menos besándote cordialmente.
Nunca ha sido más engorroso encontrarse con un conocido, y negarle cualquier muestra de afecto mediante una mirada embarazosa.
Suerte que tampoco vemos ya a demasiada gente.
Las antiguas muestras de confianza son hoy las muestras de distancia.
La pregunta brota inmediata, ¿recuperaremos el sentido del tacto?
Tocar tiene mala prensa.
El tacto no es solo el sentido criminal, decisivo en todo tipo de abusos, ahora se le culpa también de la mayor pandemia del siglo.
El oído no delinque, la lista de criminales olfativos es muy exigua.
Y no hablamos solo del tacto con otras pieles humanas.
Ahora nos lo pensamos un minuto antes de colocar la mano sobre cualquier superficie, nos contorsionamos para abrir una puerta.
El tacto es el sentido que dábamos por sentado.
Lo desplegábamos descuidadamente, nunca imaginamos que podría traicionarnos.
Ahora engrosa la lista cada vez más numerosa de funciones prohibitivas.
Porque al coronavirus, ni tocarlo.




