La carretera del abandono
La ZA-L-2674, dependiente de la Diputación está llena de baches, sin capa de rodadura y con la maleza invadiendo la calzada e incluso naciendo en el desaparecido asfalto
Figueruela de Arriba
Entre Villarino de Manzanas y Linarejos hay una carretera que atraviesa la Sierra de la Culebra y pasa a la vera de Peña Mira, el pico más alto de esta sierra, o de las pinturas rupestres de la Covacha del Portillón. En ese punto, por cierto, hay un pequeño apartadero a modo de mirador del magnífico paisaje que se extiende a los pies de la Sierra de la Culebra, mirando hacia Portugal.
Una carretera (la ZA-L-2674) que se enclava pleno espacio natural de la Sierra de la Culebra, pero también de Reserva de la Biosfera Meseta Ibérica. Pero viajar ahora mismo por ella es poco menos que una aventura. Su estado es el paradigma de la falta de conservación. De la dejación. De la falta de mantenimiento. Un ejemplo del más absoluto abandono.
En su primer kilómetro, esta carretera de ZA-L-2674 de Linarejos a Villarino de Manzanas, obliga a zigzaguear en plan rally para intentar un imposible: salvar baches mayúsculos (aún así casi son de broma comparados con los de la otra vía entre Linarejos y Robledo que la Diputación no asume como suya y nadie arregla, pese a transcurrir por un magnífico entorno natural y llevar al Centro de Interpretación del Lobo Ibérico).
Después, la carretera, con la capa de rodadura perdida en prácticamente todo su trazado, empieza a estrecharse, comida por la maleza: el brezo florido se ha comido los quitamiedos, los pinos crecen en el borde de lo que un día fue el asfalto y las jaras ya nacen directamente en medio de lo que llegaron a ser dos carriles con señalización horizontal.
Hasta el monumento erigido a la memoria de un alcalde de Figueruela de Arriba, al lado de la carretera y junto a unos cortafuegos forestal, se contagia de todo ese abandono y está comido por las zarzas.