Los funcionarios de prisiones piden con urgencia tests y desinfección por la UME

Alicante

Los funcionarios del Centro Penitenciario de Alicante han guardado un minuto de silencio esta mañana frente a la vivienda de Ismael, el compañero fallecido ayer domingo mientras esperaba que se le hicieran las pruebas de Covid 19.

Recuerdan que llevan desde la semana pasada reclamando medidas específicas, como contar con test de coronavirus, EPI suficientes y de mejor calidad para no soportar hasta 40 horas con una misma mascarilla de papel, y una desinfección de la prisión de Fontcalent por parte de la UME, la Unidad Militar de Emergencias.

Precisamente esta mañana, la Unidad Militar se ha personado allí para realizar las gestiones y acometer en las próximas horas esa desinfección, tras la solicitud por parte de la Subdelegación del Gobierno.

Desde ACAIP señalan que fue el pasado lunes cuando este trabajador empezó a notar los síntomas, y desde el miércoles 25 se encontraba de baja, pasando la cuarentena en casa, sin que le llegara a confirmar si era o no positivo en coronavirus.

A la espera de ese resultado, se ha contactado con las personas que tuvieron un contacto más estrecho con él en los últimos días para aislarlas, pero reclaman contar ya con los tests preventivos, en un entorno especialmente sensible al contagio, apunta Joaquín Leyva, portavoz de este sindicato.

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Situación de "calma tensa"

La semana pasada solicitaron también al decanato judicial de Alicante que los nuevos reclusos procedentes de libertad, sean desviados a otras prisiones. Ahora mismo el módulo de 44 celdas que los acoge está prácticamente repleto y recuerdan que no se les puede hacer coincidir en el mismo espacio si se ha de cumplir con las medidas de la alarma sanitaria.

A ese problema se suma que, al estar privados de contacto con sus familias, los nuevos no reciben dinero ni pueden luchar contra el tabaquismo. De momento, la situación es de una “calma tensa”, tras el conato de motín vivido el pasado 15 de marzo. Pero alertan de que si no se pone solución, el temor a un foco de contagio sumado a las restricciones añadidas, puede ser “una bomba de relojería”.

El Centro de Reinserción Social, que permite que los presos solo vaya a dormir a prisión, está realizando los controles a distancia para evitar trasiegos innecesarios. Lo importante, dicen, es que el foco no entre en ninguna prisión, porque eso podría derivar en situaciones muy peligrosas y trasladar su onda a otros centros penitenciarios.