Un virus que potencia la buena educación
Alumnos y alumnas del Colegio Castilla redactan cartas de ánimo a pacientes ingresados por coronavirus en el Hospital La Princesa de Madrid como parte de su tarea escolar
Teresa Brogeras, la profesora que propuso la iniciativa, ha destacado en Hoy por Hoy Aranda la capacidad de estas acciones para educar la empatía y trabajar las emociones
Entrevista con Teresa Brogeras, profesora del Colegio Castilla, sobre las carta de ánimo a enfermos de coronaviruos que han escrito sus alumnos
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Aranda de Duero
Es un clásico de las tareas escolares: “Escribe una carta a…” Varias generaciones de estudiantes han puesto así a prueba ante sus profesores su capacidad de ortografía, redacción y caligrafía. Pero en tiempos del coronavirus, esta tarea se ha convertido en un deber. Un deber ético. Y su valor educativo puede ir más allá que el de mejorar la expresión escrita.
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Es la experiencia que han vivido los alumnos y alumnas de sexto de primaria del Colegio Castilla que, a propuesta de sus tutores, se han enfrentado estos días de confinamiento al reto de escribir una carta a una persona desconocida. O no tanto, si tenemos en cuenta cuánto nos acerca a los seres humanos la capacidad de ponernos en el lugar de quien está sufriendo. Porque la tarea consistía en escribir una carta de ánimo a una persona enferma de coronavirus e ingresada en un hospital.
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Teresa Brogeras es la profesora que enganchó a sus alumnos para esta tarea, junto a su compañero tutor de sexto, tras comprobar, enviando su propia carta, la veracidad del llamamiento de una cirujana del Hospital La Princesa de Madrid. Y a partir de ahí, la propuesta a los chavales. Y la respuesta del ciento por uno: genuinas, cálidas, positivas, y consoladoras palabras de niños y niñas de once y doce años como bálsamo para personas que tienen escaso contacto con otros seres humanos y sólo del personal sanitario que los atiende. Un buen ejemplo ha sido la carta de una de las alumnas que hemos escuchado en Hoy por Hoy Aranda leída por su profesora.
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Los mensajes han llegado a su destino, porque así lo ha confirmado un mensaje de agradecimiento que han recibido de vuelta. Pero el retorno de la iniciativa también se ha quedado en Aranda. La experiencia ha sido una herramienta privilegiada para poner en práctica lecciones que los docentes tratan cada año de trasmitir: la empatía, la expresión de las emociones o el sentido de la responsabilidad colectiva, entre otros.
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Teresa se muestra muy orgullosa de sus chicos y chicas, también por cómo están respondiendo en estos tiempos de educación obligatoriamente a distancia, un contratiempo inesperado en el desarrollo educativo convencional. Sin embargo, que la rutina haya saltado por los aires y que nos esté obligando, desde los más pequeños a los más mayores, a afrontar una situación desconocida, está resultando un momento privilegiado para desarrollar la educación en valores y para adquirir otros aprendizajes vitalmente valiosos. “Estamos mucho más abiertos a aprender a comunicar emociones, a ser corresponsables de que todo salga bien, a fortalecer la unión del grupo” explica esta profesora, poniendo como ejemplo la conexión diaria que reúne a toda la clase a través de una plataforma digital. En ese tiempo cada participante puede ayudar a otro en aquella dificultad que expresa, se fortalece la escucha activa del otro y el momento del saludo inicial, cada día, se convierte en una celebración.
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Son los “beneficios colaterales” de un virus cuya presencia nadie hubiera deseado pero que está obligando, en todo los ámbitos, a rescatar y poner a prueba lo mejor de cada cual.
Y por si alguien se anima a seguir el buen ejemplo de los alumnos y alumnas de sexto del Colegio Castilla, esta es la dirección a la que se pueden mandar cartas de ánimo a enfermos ingresados por coronavirus
