Sociedad

Lo que pasa a las ocho

Aplausos, música en directo y canciones se apretujan durante unos minutos en un callejón de Cádiz

Reportaje: Lo que pasa a las ocho

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07:35

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Cádiz

Lo que pasa a las ocho es diferente en cada ciudad. En cada barrio. Entre las calles Neptuno y Villa de Paradas de Cádiz, perpendiculares al Paseo Marítimo, donde se escuchan las olas del mar desde los balcones y las ventanas, hay un callejón donde se ve la playa lateralmente. Antes de la pandemia, pocos se asomaban por él. Lo que pasa a las ocho aquí desde hace unas semanas, en realidad, comienza uno o dos minutos antes.

Primero es un aplauso individual, alguien que se adelanta, no le siguen en esa impaciencia por adelantarse a la hora oficial de las palmas. Esas palmas que se dedican a tantos que luchan contra el virus. Pero poco después el aplauso es generalizado. Se abren las ventanas. Salen los vecinos.

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Y cuando ese aplauso termina, en el octavo piso, está preparado Salvador Ramallo con su guitarra. Casi desde el primer día no falta a su cita con sus vecinos. Una cita a la que acude con un regalo en forma de canción, aunque primero siempre van un saludo y una dedicatoria. Esta vez a sus compañeros docentes.

A Salvador Ramallo, 71 años, pelo blanco, barba profunda, le conocen en Cádiz como Mayeto. Apodo que le pusieron por sus grandes manos. Manos que le han servido para dominar instrumentos de cuerda con los que ha triunfado en el carnaval. Llegó a ser concejal en la etapa del alcalde Carlos Díaz. Es funcionario jubilado de Diputación y un enamorado de la música.

Y por eso, casi desde el primer día, canta una canción. Le gusta la música de Cádiz, repasa otras melodías andaluzas o toca ritmos sudamericanos. Hoy suena Moliendo Café, el clásico del venezolano Manzo Perroni. Le acompaña a la percusión su nieto Pablo de cinco años. En su casa viven también su mujer María de África y su hija Emma. Ellas, además de apoyarle en su cita diaria con los vecinos, contribuyen a la causa cosiendo mascarillas.

Salvador Ramallo &#039;Mayeto&#039; canta desde su balcón

Mayeto ya no falta a esta cita a las ocho porque sus vecinos le esperan. Es su pequeña aportación a hacer más llevadera la cuarentena. Y siente que los vecinos se los agradecen.

Cuando termina de cantar Mayeto,  otra rutina surgió de forma espontánea. Sale una canción, del octavo piso también, pero del edificio de enfrente. Chema y Rosa colocan su equipo de música en la ventana y suena Resistiré, de Dúo Dinámico. Es la canción que no falla, y a continuación ponen otra canción. Esta segunda sí cambia, pero siempre buscan que sea un tema que anime, o una letra con mensaje,

Rosa y Chema en una foto antes de la cuarentena / Cedida

Chema es trabajador de la Agencia Tributaria y Rosa estaba empleada en una peluquería. Él teletrabaja y ella, ahora, no puede ejercer. Rosa también canta, aunque se está reservando. Les gusta el metal y el rock. Pero contentan con canciones más populares el gusto de sus vecinos en su particular contribución a hacer de esta calle a las ocho un sitio mejor.

Y mientras suena esta música, hay una niña que deja sus tareas durante unos segundos en el segundo piso, un niño con gafas que se asoma en el cuarto, unos amigos que se saludan desde el bajo hacia el cuarto piso y viceversa, un gato protegido por una mosquitera en el quinto, donde le cuida su dueña una mujer con un pañuelo en la cabeza, y, en el sexto, un matrimonio que baila.

Cuando todo pase, Salvador anuncia que hará una fiesta en la playa.Y Rosa y Chema se unirán. Habrá tortilla, queso, y muchas canciones.

Cuando la música termina, se cierran las ventanas y vuelven los vecinos a su encierro hasta el aplauso del día siguiente. Sucede cada tarde en un callejón de Cádiz. Un callejón al que pocos se asomaban antes del virus y que ahora se llena de vida y canciones a la misma hora. Es lo que pasa a las ocho.

Pedro Espinosa

Pedro Espinosa

En Radio Cádiz desde 2001. Director de contenidos de la veterana emisora gaditana. Autor del podcast...

 
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