Rihonor, la Aldea Rota
Portugal corta incluso los caminos que no cerró ni la guerra y deja desamparados a las familias mixtas de la parte española, sin acceso a fincas y ganado
Zamora
En las historias que nos dejan estos días de coronavirus, hemos viajado hasta la Aldea Europea de Rihonor. Nombre que, hoy, se antoja tan pomposo como inútil. Porque allí nos encontramos con la desesperación de quienes han visto rota su vida cotidiana por una barrera fronteriza que no existió ni en tiempos de la guerra, recuerdan.
Es la historia de un matrimonio de Rihonor de Castilla. Ella, Perpetua, es portuguesa. Él, Luis, es español. Y tienen ganado y propiedades al otro lado de la frontera. Hacienda que ahora tienen dificultades para poder atender.
Porque, recuerdan, como ha sido histórico en el Rihonor español y el Rio de Onor portugués, entre sus vecinos no sólo no ha habido separación, sino unión de intereses en los dos lados de la raya. De modo que ambas partes han tenido vivienda y hacienda en ambos lados de una frontera (hasta 22 viviendas tuvieron abiertas los vecinos de Portugal en la parte española, dice Luis).
Para ellos la frontera siempre fue invisible, pero ahora ambos pueblos están, literalmente, cortados. Separados, no por una cadena como ocurría hasta 1985 (cuando la entrada de ambos en la UE llevó a Rihonor al Ministro de Agricultura español Carlos Romero y al primer ministro portugués Mario Soares para el solemne momento de eliminación de aquel símbolo de separación física de un mismo pueblo), sino por bloques de hormigón colocados por la Guardia Nacional Republicana (la GNR) de Portugal. Bloques que cortan toda opción de paso para atender su ganado y algunas fincas.
Perpetua clama para recuperar su vida normal. La de antes del coronavirus. Porque, para empeorar, la GNR también ha cortado el camino que comunica por la montaña las propiedades de ambos países y facilita la comunicación directa con su ayuntamiento de Pedralba de la Pradería, vía Santa Cruz de Abranes, sin tener que rodear más de 30 kilómetros por Puebla de Sanabria.
Ese camino cortado añade la imposibilidad para este matrimonio de acceder a sus fincas en Portugal a su nave con el forraje del ganado e incluso a sus colmenares, en territorio español. Ni en la Guerra Civil se cortó ese camino, recuerda Luis, que es Policía Nacional jubilado.
Claman una solución, porque se sienten abandonados por su administración, y desesperados por la falta de apoyo y de comunicaciones. Porque Perpetúa dice que se les acaban los datos del móvil y no pueden recibir todo el material escolar on-line de su nieta, que está en primero de la ESO
Rihonor, la Aldea Rota
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