Estado o mercado

Palencia

Esta pandemia catastrófica ha puesto en marcha los mecanismos del estado para que lo prioritario sea la salud, salvar vidas. Pero también recursos para ayudar en lo económico. Para proteger a todas las personas, esa es la obligación de los estados.

En estos días toda la sociedad, sin excepción, reclama al estado que ponga los medios, que afronte y asuma las necesidades de la población: instalando hospitales, más UVI, material sanitario, fármacos, material de protección... todo lo que sea necesario. Parece que toda la sociedad estuviera de acuerdo en que se necesita un estado fuerte y que responda.

Pero resulta que cuando las cosas van de manera normal, como estaban antes de esta catástrofe, lo que se predicaba a voces es "el mercado es más eficiente y se regula por sí mismo y tiene capacidad de respuesta". Y ahora quienes priorizaban el mercado, no quieren leyes ni regulación, miran al estado para que les salve de la crisis.

Ya sabemos que el mercado busca sus intereses, los de particulares y de grandes corporaciones, todo vale para enriquecerse. No les preocupa que aumenten las desigualdades y que muchas personas se queden por el camino, les da igual la salud de las personas, les da igual cargarse el planeta. Ellos solo buscan enriquecerse.

Aprovechemos esta oportunidad y hagamos un estado fuerte que responda en los momentos de catástrofe, pero que garantice siempre el bien común y el bienestar de las personas. Necesitaríamos reforzar los servicios públicos de sanidad. Regular pero también empresas públicas para producción y suministro farmacéutico y de equipos sanitarios. Cortar con las privatizaciones y las gestiones externas. Recuperar lo público en la educación y por supuesto en los servicios sociales de residencias de mayores y dependientes – ya hemos visto el resultado de las privatizaciones- Podemos seguir con más medidas para un estado fuerte, regular y marcar límites en los servicios básicos, el agua, luz, gas, transporte, pero también de servicios de telefonía y nuevas tecnologías, garantizados a toda la población.

Regular para controlar los precios en los productos de primera necesidad como la alimentación. Más vivienda pública y viviendas de alquiler social.

Yo pediría al estado de manera inmediata, establecer una renta básica universal. Antes de la gran crisis de 2008, había oficialmente poco más de 6 millones de pobres en España, antes de esta emergencia, cerca de 8 millones. Los próximos datos pueden fácilmente duplicar esta cantidad.