El mes en el que nos cambió la vida

Las Palmas de Gran Canaria

Este miércoles, casi sin darnos cuenta, estamos de estreno. Al levantarme he arrancado una nueva página del calendario. Atrás dejamos el mes de marzo, el de 2020 no vamos a olvidarlo mientras vivamos. Será sin duda el marzo más largo que hayamos vivido y en el que menos cosas hayamos podido hacer.

Este marzo nos duró dos semanas. 15 días en los que no nos imaginábamos lo que nos iba a pasar. Comenzamos recuperándonos del Carnaval sin saber la fiesta que se nos avecinaba. 15 días en los que aún podíamos salir a la calle, besarnos, abrazarnos, ver a nuestros mayores, hacer deporte al aire libre, ir a la playa y hasta viajar. Ahí todavía no nos asustaba coger un avión. 15 días donde pensábamos que éramos los reyes del mundo hasta que la naturaleza nos puso en su sitio.

Este marzo cambió el día 15, donde nos empezamos a acostumbrar a palabras como estado de alarma, confinamiento, cuarentena, teletrabajo... Empezamos a ponernos máscaras y guantes, a hacer cola para entrar en los supermercados, a viajar solos en coche y a pasear sin nadie por la calle.

En marzo de 2020 nos quedamos sin fútbol, sin algunos mercados municipales, sin el Carnaval de Maspalomas o sin museos. El deporte, la cultura y nuestras tradiciones se quedaron sin días en marzo, y nosotros nos quedamos con ganas de tantas cosas. De celebrar cumpleaños, bodas, bautizos y, desgraciadamente, muchos funerales. La de todos aquellos que se han ido y que marzo no nos ha dejado despedir como se merecían.

Este marzo nos ha enseñado a apreciar aún más nuestra salud. Hemos contado muertes pero también supervivientes. Nos ha servido para valorar de verdad la sanidad pública y los profesionales que trabajan en ella. A los policías y guardia civiles, a los profesores que siguen enseñando sin pizarras ni pupitres. A escritores, actores, cantantes y demás artistas que nos han hecho pasar estas semanas más entretenidos. A todos los que siguen trabajando aunque el mundo se haya parado. Marzo nos ha servido para tener en cuenta todo lo que nos dan los demás y que hasta ahora no apreciábamos.

Este marzo hemos vivido más dentro de casa que fuera. Hemos convertido los balcones y ventanas en extensiones de nuestra mente y nuestro cuerpo. Nos ha servido para saber quién vive al lado nuestra y enfrente, nuestros compañeros de aplausos, nuestra familia de cuarentena.

Y ya está aquí abril, el mes de las flores, una primavera que por ahora no podemos disfrutar. Este mes tiene toda la pinta de que será igual de especial que su predecesor marzo, que ya es historia, un mes que ya hemos arrancado de nuestro calendario pero que siempre permanecerá anclado en nuestra memoria.