Todo esto es un desastre

Jerez de la Frontera

Lo es sin duda alguna, sobre todo para aquellos que se quedan sin trabajo, los que se ven obligados a cerrar sus negocios y para los que a la angustia del confinamiento y el miedo a perder el bien más preciado que es la salud se suma el miedo a un futuro desalentador y sin recursos. Que nada volverá a ser como antes, de eso nadie tiene dudas; pero hay una gran certeza: como sociedad y como personas tenemos que aprender de todo lo que está ocurriendo y reinventar nuevas formas de vivir, de producir, de pensar, de divertirnos y de convivir, sólo si sacamos enseñanzas de esta enorme crisis global podremos salir fortalecidos.

Yo, desde mi humilde atalaya como profesional sanitario quiero aportar algunas de estas enseñanzas que podemos aprender de esta adversidad.

Lo primero y principal: que tenemos que poner la salud en el frontispicio de nuestro ser y hacer de cada día, y que la salud además de todos los avances de la tecnología depende mucho, muchísimo de pequeños gestos cotidianos que tienen que ver con la higiene y el autocuidado.

Lo segundo para todos nosotros, los que estamos día a día en contacto con la enfermedad, recuperar el valor perdido como profesionales, recuperar la autoestima perdida a base de contratos temporales, salarios indignos y ninguneo laboral por parte de una administración que presume de la sanidad pública sin importarle los sanitarios públicos que la hacemos posible. No seamos unos héroes pasajeros

Lo tercero, que nuestras vidas dependen de los demás, de muchos demás y precisamente de aquellos a los que menos importancia le hemos dado, quien nos proporciona la fruta, o nos limpia las calles, o sigue elaborando el pan nuestro de cada día.

Todo el dolor y todo el sacrificio no habrá servido de nada si no somos mejores personas; nadie habrá muerto en balde si aprendemos que formamos parte de un todo y que como individuos aislados no somos nada. ¿Se nos olvidará??