No me chilles que no te veo

Córdoba

No me chilles, que no te veo. Ésta y otras frases se oyen hoy “a grito pelao” en muchas casas. - Que te veo borrosa-, -Se entrecorta- , -habla más alto – te veo solo la oreja- En otras, los mayores han hecho el cursillo dirigido por los más jóvenes y se manejan estupendamente. Palabras como “conectarme”, “plataforma” o “descarga” está ahora en el repertorio de miles de personas que se negaban incluso sacar dinero del cajero automático. “Eso ya no es para mí”. Pues va ser que no.

Yo, que he sido siempre muy novelera… vi con apenas 7 años “2001: Una Odisea del Espacio”. No comprendí nada, pero me impresionó el mono y, por supuesto el videoteléfono. Aluciné. Como todos, yo quería uno. Hoy, 45 años después las pantallas con las caras, las sonrisas y los gritos de los nuestros nos alegran el día. El porqué ya lo sabemos, que estaban ahí también. Lo mágico es observar el aquí y ahora.

Me encanta pensar en esos abuelos dando besos a las pantallas; esa profe resolviendo dudas del, hasta ahora, “peor alumno”; esas hermanas que se enseñan las canas acercando la cabeza al móvil, Esas fiestas “on line” con 20 hablando todos a la vez. o esos amantes que no se pueden tocar, que es lo que desean y se empeñan en hablar.

Pienso que “no hay mal que por bien no venga” e intento sacarle lo bueno a esto. Estoy segura que este paso de gigante digital es positivo. Mucho. Más que positivo, era y es necesario. Vamos a necesitar muchas herramientas y ésta es una de ellas. Y no os preocupéis, nada sustituirá nunca un abrazo. Somos animales y la cabra tira al monte. Y yo esta noche, delante de mi pantalla, Gin Tonic en mano y brindaré por eso.