Sociedad
Tribunal de la educación

¿Hay que finalizar el curso escolar?

Entrada de un colegio / Proxecto Terra

A Coruña

Las gentes de todo lugar son conocedoras de los esfuerzos de las personas que conforman la Sanidad para dar respuestas a la situación con la que nos encontramos. Paladines de la salud que caen, en muchos casos, por la propia pandemia y siguen con el ímprobo esfuerzo individual y colectivo.

Hay quien pide que se cierren los centros "educativos", que finalice el curso académico en infantil, primaria y secundaria. El espacio de la institución escolar es de tal importancia que posee oportunidades para trascender el ámbito de los lugares específicos en los que se imparte docencia. Tal idea precisa de actitud profesional y coordinar esfuerzos para poner en común estrategias. De esta manera, la escuela puede procurar, por una parte, el compromiso de la sociedad en la tarea de educar. Lo anterior desea significar una transformación de la escuela en un lugar en el que se interactúa con las familias para llegar al alumnado, donde se conocen las necesidades del entorno en el que se sitúa la organización educativa y los recursos humanos y materiales que se deberían emplear. A partir de lo dicho, deben aparecer maneras para la comunicación en los que se busquen momentos para la relación y se construyan canales que faciliten la confianza, la cohesión social, la conformación de una comunidad de aprendizaje, la interacción con la sociedad y los servicios donde se está insertada la institución educativa...

Todo eso con la intención de ejercer un influjo favorable desde los centros que dan y reciben todo aquello que contribuya a una mejora del propio sistema educativo. En ese sistema aparecen, en primer lugar, los vínculos próximos de carácter más afectivo y social sostenidos directamente con las familias del alumnado que asiste a las guarderías, a los centros de educación infantil, primaria, secundaria y  bachillerato. Si las familias son las verdaderas responsables de la educación de las hijas y de los hijos, los centros en los que se encuentran escolarizados, como instituciones complementarias, habían debido arbitrar mecanismos que permitiesen una colaboración eficaz por el bien de la diversidad de alumnado que tutoriza.

Estamos en un momento para "estar" de manera individual y sin presencia física ejerciendo la función tutorial con la portavocía del proyecto de centro en los que estemos destinados. Hay que tutorizar con una asistencia fresca y de ayuda que llega de una institución que trasciende los muros del recinto educativo.

Mas esto no es cuestión de individualismo personal. Desde dentro de colegios e institutos, hay que organizar para dar una imagen colectiva y de comunidad de aprendizaje docente que proporciona respuestas y que tiene medios propios y busca ayudas de los servicios municipales, de correos, entre las familias próximas, de las ANPAS y sus Federaciones y Confederaciones, de los medios que puso la Administración Educativa con la inversión en recursos tecnológicos y de otro tipo. Hay que hacer llegar el mensaje de esperanza y de apoyo que se precise en cada lugar del territorio donde surge el auxilio.

Muchas de nuestras familias y alumnado sentirá nuestra presencia inerte a través de distintos mecanismos de las tecnologías de mesa, móviles, tabletas, teléfono, la solidaridad de familias próximas, servicio de correos, prestación asistencial de carácter municipal... Habrá quien no disponga. Fórmulas creativas colectivas que aporten respuestas a favor de las familias y alumnado. Soy conocedor que en algunos Ayuntamientos de la mancomunidad sin desarrollar, reciben materiales de profesorado que luego acercan a alumnado de sus centros que no tienen medios tecnológicos.

Salgamos fuera e indaguemos para hacernos presentes en la ausencia. Luego vendrán los contenidos curriculares que colgaremos en el andamiaje de tal presencia.

¿No reciben atención, por el personal sanitario, muchas de la personas enfermas confinadas en sus casas?

¿Por qué las personas que se nos supone educadoras no podemos hacer lo mismo con quienes nos toca atender? ¿Por qué no utilizar las propias viviendas como espacios educadores? ¡Cuánto nos ofrecen las paredes, las superficies, los muebles, las cocinas, las ventanas, los sonidos, las formas...

¿Que sucedería si hubiésemos cerrado los centros dedicados a combatir el COVID 19?

¡¡Mantengámonos abiertos!!! ¡¡Este es el desafío!!!

José Luis González Fernández. Maestro. Ex-técnico del Servicio Municipal de Educación de A Coruña

 
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