Legañas

Pamplona

Nos pasa a todos cuando nos despertamos, o al menos a mí seguro. Eso de abrir los ojos poco a poco, frunciendo el ceño para no deslumbrarnos, estirarse, brazos, piernas, frotarnos los ojos, quitarnos las legañas y poco a poco tomar contacto con el nuevo día. Eso cuando despertamos de las 8 horas de sueño entre un día y otro. Para saber lo que es una hibernación habría que preguntarle a la osa Claverine o a alguien que haya estado en coma un tiempo, pero la actividad hoy se retoma poco a poco y nos va la vida, nunca mejor dicho, que se haga bien.

En el día en el que construcción e industria pueden volver a la actividad extremando las medidas de seguridad sanitaria. Y como pasa con los sueños que el despertador interrumpe, hay que confiar en que la pesadilla se acabe con la luz del día. Este despertar será muy largo.