Confinamiento. Capítulo 15: "Torrijas"
La periodista Ana Sánchez Borroy explica, desde su domicilio, cómo está viviendo el confinamiento por la crisis sanitaria del coronavirus

undefined
Zaragoza
Nunca pensé que diría que me siento como la Virgen de la Macarena. Y sí, porque este año me han sacado en Semana Santa a procesionar y, en cuanto ha acabado, aquí estoy confinada otra vez.
Mis procesiones fueron sólo a la emisora, sin tambores, sin bombos, sin besamanos… sin apenas compañeros… y sin vestirnos de cofrades. Esto hay que compensarlo como sea: hoy hago torrijas.
Hacer torrijas tienen una ventaja importante: que no hace falta harina. Porque en casa no caímos en la locura del papel higiénico, pero entre varias veces de crèpes de días de desayunos y meriendas, el bizcocho de chocolate del día del Padre y las galletas caseras del día que nos aburríamos… Somos víctimas del desabastecimiento de harina. Víctimas y culpables, claro.
Y, sobre todo, ¿por qué no hacer torrijas esta semana? Si en realidad, ningún confinado tenemos muy claro en qué día vivimos. Mis hijas, a veces, incluso me preguntan si es “por la mañana” o “por la tarde”.




