'Diez millones de estudiantes a distancia'
El pasado 13 de marzo se cerraron las aulas. Los colegios y los institutos quedaron mudos y desde entonces los estudiantes, nuestros hijos e hijas, son también tele-trabajadores
La Firma de Fernando Trujillo: 'Diez millones de estudiantes a distancia'
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Algeciras
El pasado 13 de marzo se cerraron las aulas. Los colegios y los institutos quedaron mudos y desde entonces los estudiantes, nuestros hijos e hijas, son también tele-trabajadores, como muchos de nosotros. Con ellos, miles de profesores han improvisado algo imposible a priori: la transformación de todo un sistema educativo presencial en un sistema de educación a distancia.
Las primeras semanas han supuesto un reajuste forzado. Si algo ha demostrado el cierre de las escuelas es que aún tenemos mucho que avanzar y que aprender en relación con el uso de la tecnología para el aprendizaje. Nos han faltado infraestructuras, nos ha faltado competencia y nos ha faltado organización. No querer verlo es impedir que aprendamos de nuestros errores.
Sin embargo, la profesionalidad de los docentes, una vez más, ha sido la palanca para la transformación del sistema. Recluidos en sus hogares y con sus propios recursos, los docentes han dado un paso al frente para intentar estar al lado de su alumnado, para comprender los problemas que se están encontrando las familias, para comprender la gravedad de muchas situaciones de desigualdad que se viven en nuestra sociedad y para intentar que este tiempo de encierro obligatorio no sea un enorme paréntesis en el aprendizaje de todos los menores de nuestro país.
Por delante tenemos varios meses de trabajo y, después, llegará el momento de la evaluación y la promoción a un nuevo curso. Ahí llegará el momento decisivo en el cual el profesorado tendrá que hacer balance del curso escolar más atípico de nuestra historia reciente. ¿Evaluamos contando con la nota de los primeros trimestres y despreciando estos meses?¿Consideraremos el trabajo realizado estos meses, incluso si hay menores y familias que no pueden "conectarse" al aprendizaje por enfermedad o por no contar con los recursos adecuados?¿Optamos por la promoción automática y hacemos del próximo curso un año de revisión y refuerzo para todo el alumnado?
Son dilemas importantes y decisiones complicadas las que tienen que tomar nuestros políticos, los equipos directivos y el profesorado. Como en tantas otras cuestiones vinculadas con la pandemia, caminamos una senda inexplorada y probablemente no haya una única solución.
Solo espero que las personas responsables tengan siempre presente una única preocupación: el bienestar de nuestros hijos e hijas hoy y mañana, cuando salgamos por fin a la calle y las escuelas vuelvan a abrir sus puertas y a llenarse de risas, abrazos y palabras.