La mejor temporada y tener que cerrar
El propietario del hotel rural de Santa Cruz de los Cuérragos califica abiertamente de ruina el efecto causado por el Estado de Alarma asociado al coronavirus
Zamora
Entre los efectos del coronavirus, el sector turístico es uno de los más damnificados. Hace unos días escuchábamos el testimonio de la propietaria del hotel rural de Figueruela de Arriba. Y casi un mes después hemos querido acercarnos a la evolución de otros establecimientos rurales. Establecimientos en plena Sierra de la Culebra y en la Reserva de la Biosfera Meseta Ibérica, como el hotel rural de Santa Cruz de los Cuérragos, que regenta Fernando desde hace dos décadas.
Santa Cruz de los Cuérragos (7 habitantes el día que estuvimos allí) es un lugar con un paisaje idílico y un entorno urbano que deja esa sensación de un lugar en el que se ha parado el tiempo, si no fuera por las acciones de conservación y embellecimiento. Se llega por una carretera estrecha, que necesita más de una mano de conservación, y que se asoma peligrosamente al abismo de una empinada ladera que baja de forma abrupta hasta el fondo de unos valles que desembocan en el Rio Manzanas y Portugal. Allí se les conoce como “Los Infiernos de Santa Cruz”. De hecho, el arroyo que recorre el fondo del valle es el “Arroyo de los Infiernos”.
Llegando a Santa Cruz, el vehículo se queda a la entrada, junto a un gran cartel que recibe al visitante con su declaración como conjunto etnológico. No hay más ruido que el de los pájaros. Y apenas pasadas el primer par de viviendas, aparece el hotel rural de Fernando, un tipo afable y buen conversador que hace 20 años decidió dar un giro a su vida, dejó la gran capital e inició una aventura hostelera que ha consolidado.
Eso sí, no oculta que la actual situación ha supuesto “una ruina”, sin matices. Estaba, dice, ante su mejor primavera en sus 20 años en Santa Cruz de los cuérragos, y empezaba a agobiarse, admite, ante lo que se le avecinaba… Y, de repente, todo se le ha venido abajo. Todo anulado. Empieza, no obstante, a recibir alguna reserva para el comienzo del verano, por si, para entonces, hubiéramos superado la actual situación.
Una situación ante la que reivindica el papel y la situación de los autónomos: no ingresan, pero tienen que pagar. Pide que las ayudas que se anuncian por las instituciones para los autónomos se hagan efectivas. Y, entre otras reflexiones sobre la naturaleza y la irresponsable influencia humana, dice que espera que después de esta crisis se piensen y se cuestionen algunas cosas.
El Covid-19 plantea la necesidad de cambios y, sobre todo, razona Fernando, deja en evidencia que los recortes no sirven de nada. “Eso es la ruina”.
Por supuesto, a Santa Cruz de los Cuérragos no ha llegado el coronavirus. De hecho sólo llega el panadero, y desde hace poco más de una semana. Los 7 que ahora viven en la aldea se organizan para ir a buscar provisiones, con la lista de la compra de cada uno. “Coger el coche y conducir 40 kilómetros [para llevar las provisiones] y salir es casi una bendición”, concluye este hostelero amante de la naturaleza.
Más allá de Santa Cruz no hay carretera, así que sólo cabe el camino de regreso por donde vinimos, camino de Linarejos, salvo que alguien quiera aventurarse, poco aconsejable, por un camino de carros que lleva hasta Riomanzanas.
La mejor temporada y tener que cerrar
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