"Yo pensaba 'duraré hasta que Dios quiera'. Y aquí estoy"
A sus 87 años Miguel Lázaro ha podido con el coronavirus y espera seguir disfrutando de la vida con la fortaleza que le ha permitido seguir adelante: "mucha fe y pocos vicios"
En Hoy por Hoy Aranda Miguel ha contado su experiencia junto a su nieto Mario Pérez, que es también el director de la residencia donde vive, Ciudad del Bienestar de Aranda
Entrevista con Miuel Lázaro, recuperado de coronavirus a 87 años, y su nieto Mario López también director de la Residencia Ciudad del Bienestar, donde vive Miguel
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Aranda de Duero
Dicen quienes han estado con él en uno de los peores momentos de sus 87 años de vida que ha sido el buen humor lo que le ha hecho tirar hacia adelante y derrotar al peor enemigo que tenemos en estos días: el temido coronavirus. Pero Miguel Lázaro añade alguna cosa más: no haber tenido nunca vicios y tener una enorme fe. “Yo pensaba ‘duraré hasta que Dios quiera’. Y aquí estoy”
Este octogenario, que vive en la Residencia Ciudad del Bienestar, puede contar en primera persona que de esta también se sale, incluso si uno ha cumplido ya los 70, los 80 y hasta más de 85. Lo ha contado en Hoy por Hoy Aranda, y escucharle es un soplo de esperanza para quienes se ven en una edad en la que el riesgo es mayor o tienen seres queridos en su misma situación. En los peores momentos sólo ha echado de menos tener a su lado a la que fue durante mucho tiempo su compañera, su mujer, ya fallecida, porque ha sentido cerca el calor del resto de su familia y habla maravillas del trato recibido de las amables jóvenes que le han cuidado y atendido durante estos días y también en su vida cotidiana en la residencia.
Su receta para quienes están pasando por lo peor del trance: “No perder la confianza en que van a salir”. Y muchísima paciencia, porque reconoce que lo más difícil de este trance es sentir como pasan lentas las horas y los días, en la soledad del confinamiento, hasta llegar a una mejoría, que en su caso, por cierto, comenzó el mismo día en el que cumplía los 87 años con los que encara la nueva etapa vital de la que sigue esperando lo mejor.
El buen ánimo de Miguel ha sido un bálsamo para su familia en unos momentos en los que la situación se complicaba y unas circunstancias de confinamiento que hacen que emocionalmente todo se vuelva más difícil. También para su nieto, Mario Pérez, que nos ha acompañado en la conversación porque en él se da la doble circunstancia de ser familiar de Miguel pero también el director de la residencia en la que vive. Mario Pérez reconoce que Ciudad del Bienestar ha pasado por momentos muy malos, en los que el contagio era difícil de contener y con nueve residentes fallecidos pro coronavirus desde que comenzó la pandemia. Pero ambas situaciones se han reconducido: el abuelo ha dado ya negativo en la prueba de la enfermedad y en la residencia la enfermedad está mucho más contenida y controlada la situación.
Dos testimonios que, en la dureza de la situación, ofrecen la esperanza de que hay salida incluso para quienes parecen tenerlo más difícil. El coronavirus no es una condena a muerte para los ancianos ni para quienes viven en residencias. Pese a atravesar momentos complejos, muchos centros residenciales están encontrando maneras de atajar la situación, proteger y prestar a sus mayores la atención que necesitan. Porque también los más mayores salen adelante tras esta enfermedad.