'Teníamos otros planes'

Algeciras

Dicen que John Lennon dijo que la vida es eso que te pasa mientras tú te empeñas en hacer otros planes. Textual o no, e independientemente de su autoría, la frase es una verdad como un templo, y, unos mejor, otros peor, todos la estamos experimentando en carne propia en estos días de confinamiento, que hace poco más de un mes nos hubieran parecido impensables.

No hace falta viajar en el tiempo, a épocas no tan lejanas, como las de la guerra y la posguerra que vivieron nuestros abuelos, para recordar que no podemos controlarlo todo... Que estamos expuestos a que, en cualquier momento, nuestra vida cambie, de un día para otro, por imprevistos tremendos que escapan a nuestra voluntad: un accidente, una enfermedad de esas que no queremos nombrar, un terremoto, un tsunami, un atentado terrorista... una pandemia.

Aunque aquí, en nuestro rincón privilegiado del planeta, a veces se nos olvide, las tragedias colectivas existen, y arrasan a su paso con la vida de miles, millones de personas que tenían otros planes, tan importantes para ellos como los nuestros lo puedan ser para nosotros, aunque algunos se consideren el ombligo del mundo y caigan en el error de creer que esto que nos está pasando, aquí y ahora, es lo peor que haya sucedido jamás.

Más allá de ese egocentrismo pueril, que delata, entre otras cosas, poca afición a los libros y un profundo desconocimiento de la Historia, la mayoría somos conscientes de que esas cosas tremendas pasan, que ocurren de vez en cuando desde que el mundo es mundo, y que esta vez, por desconcertante que pueda parecer, nos ha tocado a nosotros.

Ahora bien, lo que sí sigue estando verdaderamente en nuestra mano, incluso en las más terribles pesadillas, cuando la película de nuestra vida sufre un giro de guión inesperado, como éste, es nuestra actitud. Nuestra capacidad para seguir jugando la partida con las cartas que nos toquen, por malas que parezcan.

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Como ustedes, yo también tenía otros planes para esta primavera; algunos tendrán que esperar tiempos mejores y otros serán ya oportunidades perdidas, vagones vacíos de trenes que no volverán a pasar. Y sin embargo... de nada sirve lamentarse: donde hubo un plan A tendrá que haber un plan B. Y si ése también falla, un plan C, y así, necesariamente, hasta que el alfabeto se nos quede sin letras.

Como afirmó Darwin en "El origen de las especies", los que sobreviven no son los más fuertes, ni los más inteligentes, sino los que se adaptan mejor al cambio.