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LA RECOMPENSA

Cuando estás a punto de abandonar

El Mortirolo, en los Alpes italianos, y el Pico del Cielo, en Málaga, dos cumbres que sorprendieron por su dureza al cicloturista José Juan Luque y al montañero Aristóteles Moreno

Hoy por Hoy Córdoba. La Recompensa. Cuando estás a punto de decir abandonar

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Córdoba

Acostumbrado José Juan Luque, como está, a improvisar casi todos los detalles de las rutas que decide recorrer a lomos de su bicicleta, no es de extrañar que un llegara un día en el que se viera sorprendido por la dureza extrema de un puerto de montaña, hasta el punto de estar tentado a echar pie a tierra. Más extraño resulta pensar que llegara a verse en una situación similar el siempre mucho más previsor Aristóteles Moreno.

Esta semana, cicloturista y montañero nos cuentan en Hoy por Hoy Córdoba qué les ocurrió en los Alpes italianos y en la sierra de Málaga para que ninguno de los dos haya podido olvidar los nombres del Mortirolo y el Pico del Cielo.

De Nerja al cielo

Fue en 2008, recuerda Aristóteles Moreno. La ruta llevó al grupo de montañeros cordobeses del club Llega como puedas, desde las Cuevas de Nerja, casi al nivel de mar, hasta los 1.400 metros de altitud del Pico del Cielo, en lo más alto de la sierra de Málaga. Una cumbre "que yo no conocía y que, aunque había visto el perfil, no podía imaginar que sería tan duro" dice Aristóteles, que confiesa que aquella subida "se me hizo una auténtica tortura". Tan dura fue la subida que la mitad del grupo se dio la vuelta y regresó al autocar. "Pero yo, aunque sufra, me gusta terminar. No es fácil que me quede atrás" reconoce Aristóteles. "La clave está en la fortaleza mental y en la capacidad de resistencia de cada uno", asegura.

Aristóteles Moreno en la cumbre del Pico del Cielo, Málaga, tras una dura subida / Aristóteles Moreno

Emulando a Indurain a la hora de la siesta

"Apenas llevaba dos kilómetros de subida y las piernas parecía que iban a explotar". Así comienza José Juan Luque el relato de su particular subida al mítico Mortirolo. Situado en el corazón de los Alpes italianos, este puerto de montaña ha sido testigo de las gestas de muchos ciclistas inolvidables como Marco Pantani o el propio Miguel Indurain, como paso obligado del Giro de Italia. "Yo había visto el Mortirolo por la tele desde que era chiquito y no podía dejar pasar la oportunidad de subirlo" recuerda José Juan. Así que, aprovechando que estaba de ruta con una amigo por la cordillera alpina decidió intentarlo. Para su sorpresa la subida no fue tan dura. Más bien, todo lo contrario: decepcionante. Hasta que al hacer cumbre alguien les explicó "que habíamos subido por la cara más suave" de la mítica montaña.

De vuelta al pueblo que les servía de campamento, y mientras su compañero de fatigas decidía que lo mejor para combatir el asfixiante calor del verano era echar una siesta, José Juan se dijo que las cosas no iban a quedar así. "Empecé a darle vueltas a la cabeza. Sabía que no podía irme sin intentarlo", confiesa.

José Juan Luque en la cumbre del Mortirolo. Italia. / José Juan Luque

Y así fue como José Juan Luque comenzó una subida en la que vivió "los momentos más duros que he pasado encima de una bicicleta". "Fueron 12 kilómetros terroríficos" nos cuenta. "Aunque la mayoría de los puertos se suben con la cabeza", nos dice, "en el Mortirolo, cuando enganchas rampas del 14, 15 y hasta 18% eso no es suficiente. Las piernas parece te van a explotar".

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