Si el Valencia no se clasifica para Champions vería reducido su límite salarial en más de la mitad
El panorama con el que se encontraría César Sánchez para confeccionar la plantilla de la próxima temporada sería dramático

Anagrama de la LFP / Getty Images

Valencia
El Valencia ha llegado a tener, tras los reajustes realizados por la LFP a mitad de temporada, un límite de gasto en salarios y amortizaciones de su plantilla (lo que popularmente se conoce como "fair play financiero") de algo más de 177 millones de euros; el FPF más alto desde que LaLiga decidirá implementar este concepto para controlar el gasto de los clubes.
El problema es que el Valencia se encuentra ahora en una situación complicada porque tiene difícil el poder clasificarse para disputar la Champions League de la próxima temporada. Realmente sería imposible en el escenario en el que ya no se pudieran jugar más partidos este curso y sería tarea ardua en el escenario en el que sí se disputasen las once jornadas que faltan, puesto que tendría que ascender de la séptima plaza que ocupa actualmente a la cuarta o a la tercera, que son las aún tiene "a tiro".
Aunque luego entraremos en el terreno de las diferentes hipótesis, vaya por delante un dato objetivo para significar lo que supone jugar o no la Champions a la hora de disponer de más o menos presupuesto para poder confeccionar la plantilla. El Valencia, la temporada pasada, en la que no superó la fase de grupos de la Champions, pero después llegó a las semifinales de la Europa League, ingresó por su participación en competiciones europeas casi 54,5 milones de euros. Y esta temporada, en la que fue recientemente eliminado por el Atalanta en los octavos de final de Champions, a falta de los cálculos derivados del reparto televisivo, que se establecen una vez concluya la competición, puede tener unos beneficios que superarán seguro los 60 millones de euros.
Ahí está el prinicipal argumento para determinar el FPF del Valencia de cara a la temporada 2020-2021. No jugar la Champions supondría disponer de alrededor de 40 millones de euros menos en el gasto de plantilla que jugar la Europa League y alrededor de 60 millones de euros menos en el caso en el que el equipo no jugase tampoco en la segunda competición europea. Dicho a la inversa, no jugar en Europa limitaría el gasto en la plantilla de la próxima temporada en unos 60 millones respecto a lo que sería si el Valencia se clasificase para la Champions.
Otro de los factores a tener en cuenta a la hora de elaborar el FPF de la próxima temporada es la partida derivada de los ingresos televisivos. Vamos a suponer que LaLiga continúa y se juegan los once partidos que faltan. En ese caso dependerá del puesto que el Valencia termine ocupando en la clasificación el dinero que percibirá por ese concepto. Si terminase en la séptima posición que ahora mismo ocupa, recibirá en torno a 79 millones de euros. Y serán más cuanto más arriba esté: si terminase sexto, alrededor de 82 millones; si fuese quinto, sobre 84,5 millones; si ascendiera a la cuarta posición se llevaría unos 87,5 millones; y si incluso escalase hasta la tercera plaza podría ingresar por televisión para confeccionar su FPF de la próxima temporada en torno a los 90,2 millones de euros. Para comparar estos datos con la temporada anterior, el Valencia recibió 83 millones de euros por la televisión, es decir, que quedando quinto esa partida estaría bien compensada.
Otro detalle importante que va a incidir directamente en el FPF de la próxima temporada es que, por primera vez desde que Peter Lim hizo la ampliación de capital de 100 millones de euros en febrero de 2016, ya no es posible utilizar el comodín de los 20 millones de euros extra que LaLiga permitía al Valencia por ese motivo. Es decir, es seguro que habrá 20 millones de euros menos a disposición del club para confeccionar su próxima plantilla. Bueno, para ser concretos, es posible que quede un remanente que, si no se ha usado en la última temporada, la norma permite que sea trasladado a la siguiente. Y es probable que en el caso del Valencia esto sea así porque de los 170 millones que LaLiga le dio de margen el pasado verano, el club dejó sin consumir alrededor de ocho. En cualquier caso, ese remanente, de existir, sería como mucho de entre dos y cuatro millones de euros.
Otro aspecto más que añadir a la cesta es el capítulo de ingresos por abonados. Dado que el fútbol va a disputarse a puerta cerrada durante los próximos meses, la LFP no va a aceptar que los clubes aporten el habitual concepto de ingresos por abonos, ya que ese concepto sólo existirá en el momento en el que se autorice que los aficionados vuelvan a los estadios; algo que de partida, y para la confección de los límites salariales de las diferentes plantillas, no va a poder ser utilizado. En el caso del Valencia, reducción drástica de otros 14 millones de euros, que es la cantidad que el club ingresó por esta partida el verano pasado.
En definitiva, y metiendo todos estos condicionantes en la cesta, tendríamos que: de jugar Champions a no jugar en Europa serían alrededor de 60 millones de euros menos; que por jugar a puerta cerrada habría otros 14 millones de euros menos; que por no disponer ya del comodín de los 20 millones extra, otros 20 millones que vuelan a la hora de confeccionar la plantilla (menos los como mucho cuatro millones si existiese el remanente anteriormente explicado); y que de televisión se quedarían por el camino 4 millones más por bajar a la séptima posición. En total, y en números redondos, el Valencia vería reducidas sus posibilidades eoconómicas para la confección de la plantilla de la próxima temporada unos 100 millones de euros. Consecuencia inmediata, habrá que vender varios jugadores importantes entre el final de esta temporada y el inicio de la siguiente.
Y para hacerlo todo mucho más didáctico vamos a utilizar un ejemplo. El mejor posible, el de la última vez que el Valencia pasó de jugar Champions a no jugar en Europa de una temporada a otra. Fue de la temporada 2015-2016 a la 2016-2017. El Valencia empezó jugando Champions la 2015-2016 con Nuno Espirito Santo como entrenador, pero terminó esa temporada, tras el paso por el banquillo de Gary Neville y de Pako Ayestarán, en la 12ª posición, con lo que para la temporada 2016-2017 se quedaba sin competición europea.
Consecuencia de lo anterior: tuvo que vender a varios jugadores importantes de su plantilla. Y eso que justo ese año pasó a disponer de los 20 millones adicionales por la ampliación de capital. Pero aún así fue el verano de las ventras de Paco Alcácer al Barça por 30 millones de euros, de André Gomes también al Barça por 35 en fijo y otros 20 en variables, o de Shkodran Mustafi al Arsenal por 41 millones. Incluso la cesión de Álvaro Negredo al Middlesbrough para ahorrarse el Valencia la tremenda ficha que tenía el delantero madrileño. Solo así pudo hacer el Valencia que su FPF no se redujese por el déficit de no jugar en Europa, e incluso con todo esto pudo aumentarlo de 122,8 millones a 129,7. Pero por todas estas ventas y por los 20 millones extra del plus.
Ahora nos encontramos ante una situación parecida. Si el Valencia no se clasifica para la Champions de la próxima temporada se verá obligado a seguir el mismo patrón. No para cuadrar sus cuentas, que eso ya lo tiene encarrilado esta temporada, pero sí porque no se podrá permitir una plantilla tan cara como la que tiene en la actualidad, ya que la LFP no se lo autorizaría.
Vamos a terminar planteando los dos escenarios más extremos, el más positivo y el más negativo. El más positivo sería que LaLiga se reanudase y el Valencia la terminase en la tercera posición. Y además, que la siguiente temporada se iniciase con la posibilidad de ingresar el dinero de los abonados desde el primer momento. Esto no supondría apenas problema para la confección de la plantilla de la próxima temporada. Se mantendrían los ingresos que supone participar en Champions, se mantendrían los ingresos por abonados, se incrementaría el ingreso televisivo en más de once millones de euros, pero eso sí, solamente se podría usar el supuesto remanente del plus por la ampliación de capital; es decir, que por este concepto se pasaría de +20 a +4. En definitiva, la reducción de los márgenes del Valencia para elaborar su plantilla sería escasa.
Pero vamos al otro extremo. Un extremo que lamentablemente es bastante más realista que el anterior porque, sin ir más lejos, es el que se daría si la temporada finalizara ahora mismo. El Valencia, según la propuesta que elaboró en su día la comisión delegada de la RFEF, siendo séptimo no iría a Europa; y además, el escenario más probable es que la temporada próxima se inicie con partidos a puerta cerrada, con lo que LaLiga no admitiría la partida de ingresos por abonados. En este dantesco escenario, el Valencia perdería los 60 millones que supone jugar la Champions, ha perdido ya por lo menos 16 millones del plus por la ampliación de capital, perdería 4 más de ingresos televisivos respecto a esta temporada y perdería los 14 que ahora ingresa por abonados. Pasaría de tener 170 millones de euros para confeccionar su plantilla a tener unos 76 millones. Lo dicho, un escenario dantesco.

Carlos Martínez Reyero
Redactor de Deportes en Radio Valencia y director de "Off the Record"




