Las personas mayores
La Firma de Charo Bueno

"Las personas mayores", la Firma de Charo Bueno
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Palencia
Hoy quiero tener un recuerdo especial para las personas mayores, hombres y mujeres, la generación que les tocó de pequeños vivir la guerra. También la posguerra y la larga dictadura de nuestro país. En muchos casos obligados a la emigración. Salir al extranjero y cuando menos, fuera de los pueblos y de sus lugares de origen. Adaptarse al trabajo de fábricas, de la construcción, a vivir en las ciudades, añorando su pueblo al que han querido siempre.
Esta generación de trabajo duro, de largas jornadas laborales y además, cuidar del huerto y de los animales para consumo de la familia. Esta generación que entendió que el futuro estaba en la educación y así se esforzaron sobre manera porque sus hijos tuvieran estudios, fueran responsables, personas de bien y personas de provecho. Ellos y ellas vivían de forma austera. Se cocinaba y se comía en casa, se aprovechaba todo, no se tiraba ni un gramo de comida, se hacía costura y labores, se reparaba el calzado y la ropa. Disfrutaron ya de forma muy, muy tardía de viajes y de conocer otros lugares.
Por eso quiero hacer una llamada de atención y responsabilidad sobre las residencia de mayores, dependientes y personas asistidas. Son lugares donde lo que prima es el negocio, se pagan unas tarifas que no son baratas precisamente, pero que es la ley del mercado, 3 de cada 4 plazas de residentes en nuestra comunidad son privadas, pensadas para obtener beneficios. Beneficios desde la precariedad de las personas trabajadoras, que son pocas – porque lo permite la ley que tiene una cobertura de mínimos- personas trabajadoras con contratos precarios a jornadas reducidas y con salarios, marcados por convenio, pero absolutamente insuficientes para la labor que desarrollan, que es cuidar de las personas más vulnerables. Precariedad en algunos casos de las instalaciones y se ha demostrado en la pandemia insuficiencia en los medios de higiene, protección, desinfección y personas dirigiendo con falta de preparación y cualificación y exceso de soberbia.
De ahora en adelante, la lección es clara y las residencias no pueden ser un lugar de beneficios económicos, en muchos casos beneficios "descarados". Tenemos la responsabilidad personal y social de que esto sea diferente. Se lo debemos a nuestros padres y madres, a nuestros abuelos y abuelas.
Quiero terminar con un especial recuerdo para mi madre que está en una residencia y a la que no veo desde el día 12 de marzo, mañana cumple 93 años, ánimo valiente ya nos queda menos para vernos.
Para que se cumpla pronto, seamos responsables.




