Despacito

Jerez de la Frontera

Vamos camino de la nueva normalidad, que si es nueva, no entiendo como puede ser normal, pero ese debe ser porque ya soy viejo y cascarrabias. Algo misterioso pasó en la noche del domingo, pues de no poder salir salvo a determinadas horas, ahora ya se puede salir cuando te dé la gana. Sí, no me he equivocado. Dicen que se mantienen las franjas horarias, pero resulta que cuando acabe la mía, puedo sacar a los niños, o a los mayores, o ir a comprar a la tienda que me dé la gana, o a tomarme la copita a la terraza que yo quiera. Entonces ¿Qué horario ni horario? Lo mejor es que no haya horario ya que cualquiera puede salir donde quiera en su provincia. Así volverán a quedarse en casa los que en su vida han corrido. Y los que han engrasado la bici tras quitarle un quintal de polvo. Joé, que he visto gente corriendo con chirucas de cuando yo era scout. Alguno no va a morir del virus, pero de infartos y con los tobillos jodidos, ya te digo.

Ahora estamos en la fase más peligrosa de todas. Sí, la más peligrosa. Hasta ahora ha sido fácil. Nos ordenaron encerrarnos, lo hemos hecho con rigor y la cosa ha mejorado. Bueno algunas, que al quitarme el chándal, la ropa de calle me abraza con un cariño que no me deja respirar. Se nota que me ha echado de menos. Ahora, todo depende de nosotros, Seremos responsables de lo que nos ocurra. Si no nos tomamos este periodo con calma y seguimos pensando en los vulnerables, y en que ese abrazo que todos ansiamos nos lo podemos dar dentro de unas semanas y no pasa nada, todo lo avanzado será para nada. Debemos respetar a los demás y a nosotros y los nuestros. Mantengamos la distancia. Ya habrá tiempo de achucharnos. Hemos aguantado lo que nunca creímos poder soportar. Por un poquito más…. Nuestros sanitarios están al límite de sus fuerzas y tenemos que darles un respiro, pues aunque sea egoísta pensarlo, si ellos caen ¿Quién nos cuidará? ¿Los de chaqueta, corbata o coleta? Somos responsables de nuestro futuro y el de los nuestros. El bicho sigue y seguirá ahí, y tenemos que perderle el miedo, pero no el respeto. Cuando tenga ganas de achucharse… recuerde la canción…despacito…