"Tocar en el balcón era uno de los mejores momentos del día en este confinamiento"

Fuenlabrada

A las doce y media de la mañana, la calle Soria de Fuenlabrada se ‘llenaba’ de gente durante este confinamiento. Primero empezaron saliendo unos vecinos al balcón al escuchar la música de un violín y una guitarra, que acompasados, tocaban las piezas más variadas, desde bandas sonoras de películas, a temas de pop, rock e incluso de Disney. Después los balcones se fueron llenando aún más, también los dueños de la panadería y la carnicería cercanas salían a la puerta de su negocio a escuchar el concierto y con ellos sus clientes, porque muchos hacían coincidir su compra para disfrutar de la música que les permitía evadirse, por un breve tiempo, de la negra situación. Hasta Charo, una vecina del barrio, nos confiesa, elegía esta calle, próxima a su domicilio, para pasear a su perro y disfrutar el momento.

Y todo esto lo conseguían dos jóvenes fuenlabreños. Carlota Díaz, estudiante de último curso de violín en el Conservatorio Superior de Música de Madrid y José María Casado, profesor de Primaria y alumno de la Escuela Municipal de Música Dionisio Aguado. Carlota recibió un mensaje de COAEM, una asociación de músicos que instaba a los que quisieran a tocar sus instrumentos desde sus ventanas o balcones durante el confinamiento, como ha ocurrido en muchos puntos de España. Carlota se puso a ello y a la idea se sumó su vecino de arriba, José María, quien reconoce que esto les suponía un trabajo. “Todos los días había que ensayar cada uno en su casa y ahí estaba la dificultad”. No obstante, afirma que, éste de las 12,30 h, era “uno de los mejores momentos del día”, para él y para los que les escuchaban, según les decían. “Sobre todo al principio, cuando había tanto miedo y noticias tan negativas”, cuenta a SER Madrid Sur.

Empezaron a tocar el 16 de marzo y su último miniconcierto lo ofrecían este domingo pasado. Así lo habían decidido pensando que el lunes la Comunidad de Madrid entraría en la Fase 1 y ya la vida se empezaría a ‘normalizar’. No ha sido así, pero la decisión estaba tomada y creen que ahora los ánimos están más altos para tirar adelante. Para ellos, la música desde los balcones también ha sido una experiencia inolvidable, aunque como todos, temen la incertidumbre de un futuro próximo. “Después de esto será difícil dedicarnos a la música, la clásica somos los últimos de la fila y pasará tiempo hasta que se puedan celebrar conciertos”, dice Carlota. De momento, estos dos jóvenes son un ejemplo de esas otras muchas personas que durante los días más duros de la pandemia, con su música, nos hicieron sonreir y soñar, aunque fuera por unos minutos.