Repensar Málaga con Moreno Peralta

Salvador Moreno Peralta / Cadena SER

Málaga
Nuevo espacio de Hoy por Hoy donde reconocidas voces expertas explican en la SER como debe salir Málaga de la pandemia del coronavirus y cómo debe ser la ciudad en un futuro.
Hoy reflexiona sobre ello el prestigioso arquitecto Salvador Moreno Peralta. Ya puedes escucharlo.
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Repensar Málaga con Salvador Moreno Peralta
Si pudiéramos abstraernos de las tragedias personales, esta pandemia habría de servir para hacer, al menos, tres reflexiones inaplazables. La primera concierne al sistema sanitario y a su personal, verdaderos soldados de esta guerra, algunos de los cuales han pagado con la vida su participación en ella. Sirva el drama para escuchar las voces de los médicos que clamaban por el deterioro del Servicio Andaluz de Salud, en nuestra región y en nuestra provincia, por su reducción presupuestaria, el déficit de camas, la indignidad salarial de los médicos jóvenes, las interminables listas de espera y, en definitiva, el menoscabo de un sistema sanitario público gestionado con criterios políticos y empresariales, impúdicos en sus motivaciones y crueles en sus resultados.
La segunda se refiere al desequilibrio económico y territorial de nuestra provincia, entre una costa masivamente urbanizada y un bello interior comarcal vaciado de población y recursos, condenado a compensar la huella ecológica del festín litoral. Hay que acabar de una vez con ese contraste entre un mundo urbano como escenario de oportunidades y un interior rural como significante de la derrota. Pertenecemos a ese mundo globalizado e interconectado por la tecnología 5G, en el que las aglomeraciones urbanas podrían "descomprimirse" hacia esos hermosos pueblos blancos hoy vaciados de la Axarquía, la Sierra de las Nieves o el Guadalhorce... como una saludable alternativa vital: lugares tranquilos en paz con su naturaleza circundante y plenamente productivos mediante la aplicación a sus recursos tradicionales de esas nuevas tecnologías que un altanero modelo urbanícola les privó. Las brechas sociales, el aterrador cambio climático y los contagios por virus se producen hoy en las metrópolis, no en el campo.
Y la tercera se refiere a nuestra capital. Hemos de vigilar por el equilibrio interno entre sus barrios, que ninguno se sienta postergado por su calidad de vida o por el lugar que ocupa. Y no deberíamos olvidar que la justa notoriedad que hoy goza su Centro Histórico se ha basado en el descubrimiento de unos valores culturales ocultos pero genuinos, y que es precisamente lo genuino lo que hace atractivo un lugar y no la copia atolondrada de lo foráneo. Málaga tiene que decidir si quiere seguir dando una espléndida versión de sí misma, o convertirse en un Dubai de provincias, anodino y sucursal; si quiere vivir acorde con su escala todavía humana o morir en el vértigo de sus rascacielos. Y de muerte, aunque sea por el virus del éxito, es justamente de lo que menos querremos hablar cuando salgamos de ésta.




