Defender la alegría al estilo de Mario Benedetti

Alicante

Ahora hay quien piensa como Jorge de Burgos, el monje benedictino de El Nombre de la Rosa, el libro de Umberto Eco: la risa y la alegría son malas para el hombre, nos quitan el miedo al infierno.

Frente a ellos, hay que seguir defendiéndola, al estilo de Mario Benedetti: como una trinchera, un principio, una bandera, un destino, una certeza o un derecho. No debe ser como el brócoli, que era lo único que se quedaba en las estanterías de los supermercados al principio de la pandemia. La alegría puede ser como la levadura y como la cerveza; se tiene que consumir de forma responsable.

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Pese a todo lo que nos ha quitado la pandemia, que va a tener un coste humano y social terrible, y frente a los políticos que aprovechan la coyuntura parasoliviantar a las masas, apelando a las vísceras y provocando una indignación que desprecia la alegría. Es más fácil odiar, ser un hater de las redes y hacer sonar las cacerolas.

La alegría no es frivolidad, ni ligereza. Es crítica, es cultura, es el mural de Banksy, es belleza, es heroísmo, es rebelión frente a la tragedia y son las frases de dolor con las que recordamos a los que la COVID-19 nos ha arrebatado.

Hay que seguir peleando, pasemos a fase 1 o no, pero peleando con alegría.

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