Lo que vale cuesta, también en la educación

Córdoba

Entre lo mucho bueno y malo que nos está enseñando el confinamiento está el del esfuerzo que supone sacar adelante un curso. Profesores, estudiantes y padres estamos acostumbrados a ver nuestra parcelita concreta; los padres solo ven los muchos deberes que los hijos traen a casa, pobrecitos con lo que trabajan en clase; los profesores vemos todo nuestro trabajo de preparación, corrección, atención a los alumnos, las clases… y los estudiantes la carga de estudio y la manía que tienen los profes en mandarles trabajos y lo que tardan en corregir. Pero de repente, todo se confunde y todos vemos todo. Los padres ya saben lo que hacen sus hijos en clase porque en muchos casos tienen que gestionarlo ellos; los profesores vemos el esfuerzo del alumno porque a nosotros mismos nos está costando la vida conectarnos, comunicarnos con ellos; recoger los trabajos que les enviamos ya es por sí mismo una complicación.

Ya no nos parece tan fácil lo que están haciendo los demás, porque estamos todos implicados. Y hemos comprobado que, cuando más se complican las cosas, más esfuerzo ponemos todos. Puedo decir que nunca he tenido tanta cercanía con el trabajo que hacen mis alumnos como durante estos meses, ni he visto más empatía en valorar mi esfuerzo porque aprendan, ni yo he sido tan consciente del esfuerzo que están haciendo ellos. Y más todavía valoro el que están haciendo en educación infantil, donde además se están implicando los padres con tanta intensidad.

Estamos siendo capaces de superar obstáculos que parecían imposibles hace dos meses así que, por favor, que nadie diga que es un curso perdido. Es un curso en el que no solo se están enseñando y aprendiendo los contenidos de las asignaturas, sino que estamos comprobando de qué somos capaces cuando se nos presentan las dificultades. Y la verdad es que somos capaces de conseguirlo todo. Que no se nos olvide esta experiencia, y ánimo a todos ahora que llegan los exámenes.