Política
Julio Anguita

Adiós Julio

Una mirada al alcalde, al líder de izquierdas, al maestro, al ciudadano, Julio Anguita González

Adiós Julio

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Córdoba

Había algo en Anguita que atrapaba a la gente, tanto a la que comulgaba con sus ideas, como la que no lo hacía.

Había respeto y admiración hacia él, dentro y fuera de la política. Y eso se veía en la calle cuando la gente lo saludaba o le refería algo...

Él, siempre educado, respondía con la misma amabilidad, a pesar de que no era amigo de las grandes expresiones.

Toma de posesión de Julio Anguita como alcalde de Córdoba en 1983 / Rafa Mellado

Para muchos era una especie de mito. Uno de los pocos alcaldes de izquierdas que gobernaron las ciudades recién estrenada la Democracia.

Tenía muy claro lo que pensaba.

Y lo que quería no era una utopía, era una realidad que en sus palabras, casi podía tocarse con las manos y que no dejaba tiempo para el descanso: “Programa, programa, programa”, decía, aunque era su frase más conocida no era la única, como buen maestro.

Julio Anguita en el Bulevar Gran Capitán en 1986 / Rafa Mellado

Cuando Anguita hablaba, los demás callaban. La claridad de sus argumentos era incontestable, y el tiempo ha terminado dándole la razón.

Anguita era por muchos motivos una referencia, primero del Partido Comunista y después de Izquierda Unida, y sobre todo un hombre íntegro.

Un alcalde convertido en líder de una organización política que consiguió con él al frente, los mejores resultados de su historia.

Anguita con Rafael Juan Ruiz y Juan Rivera de Frente Cívico Somos Mayoría en una rueda de prensa en el Centro Social Rey Heredia / Cadena SER

Un político que nunca dejó de ser, desde Córdoba, el oráculo de aquella Izquierda Unida enfrascada en sus peleas internas con las que Julio no comulgaba.

Aunque su lucha en los últimos años, más que con su organización, era con la ciudadanía.

No se explicaba el avance de la ultraderecha, no se explicaba por qué la gente no quería ir a votar, pero luego sí se quejaba durante cuatro años de quienes los gobernaban, no se explica la imposibilidad de unir a la izquierda. No se explicaba cómo los ciudadanos en las urnas seguían votando a partidos corruptos, y cómo la clase trabajadora no recibía el mensaje claro de su organización y terminaba votando a otras opciones, incluída a la ultraderecha.

Hace años que se había jubilado con su sueldo de maestro en el IES Blas Infante, en Córdoba, cuando podría haberlo hecho como político, como le hubiera correspondido, y como hubiera hecho la mayoría.

Julio Anguita en un acto público en Córdoba apoyando la candidatura de Unidas Podemos / Cadena SER

Cuando Anguita hablaba todo el mundo escuchaba con atención. No le hacían falta encuestas, ni asesores, ni grandes artificios para conectar con la gente, a la que él siempre se empeñaba en hacerlos pensar.

Tres veces en semana, Julio caminaba desde temprano por la Cuesta de la Espartería al gimnasio de la Plaza de San Miguel para mantenerse en forma.

Y después dedicaba su tiempo a estudiar, a reflexionar, a escribir, y a hacer reflexionar a otros con sus escritos en y su labor en el Colectivo Prometeo y en Frente Cívico Somos Mayoría.

Julio Anguita en la Plaza de la Corredera en Córdoba, su lugar de encuentro con los amigos / Cadena SER

Y también, por qué no, a disfrutar de un poco de su tiempo, echando una partida de dominó con sus amigos “El Sótano”, un bar de la Plaza de la Corredera en el que todas las semanas, se juntaban para este rato de esparcimiento. De allí también fueron asiduos Andrés Ocaña, alcalde de Córdoba, fallecido en 20, o el que fuera coodinador de Izquierda Unida en Andalucía, Luis Carlos Rejón.

En una entrevista en 2005, en La Ventana con Gemma Nierga, Anguita admitía que la presión ejercida sobre él en su época como alcalde y líder de Izquierda Unida, terminó desembocando en su primer infarto en 1993.

 Córdoba. La misma ciudad que vivió con él el dolor por la pérdida de un hijo, Julio Anguita Parrado, llora hoy su muerte, la de un referente de la izquierda, la de aquel alcalde rojo que situó por primera vez a Córdoba en el mapa, recién estrenada la Democracia.

María Eugenia Vílchez

María Eugenia Vílchez

Me mueven las causas justas. Me gusta contar historias y dar voz a personas que normalmente no la tienen...

 
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