'Principios, valores y moral'
En esto de la lucha contra el corona virus, mientras no se consiga una vacuna, parece que la única defensa posible para preservar la salud es la distancia social de dos metros y la desinfección
La Firma de Estanislao Ramírez, Princvipios, valores y moral
02:08
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Algeciras
Estimado colega.
En esto de la lucha contra el corona virus, mientras no se consiga una vacuna, parece que la única defensa posible para preservar la salud es la distancia social de dos metros y la desinfección.
O lo que es lo mismo, seguir las recomendaciones de la Organización Mundial de la salud, que algo debe saber del asunto.
De hecho, a poco que se lean los sucesivos decretos y fases del estado de alarma, resulta más que evidente que lo que se busca es evitar el contacto y la proximidad de las personas e impermeabilizar el territorio por zonas, para evitar la movilidad de los posibles focos de contagio.
A juzgar por los resultados, parece que funciona y se han ido reduciendo las cifras de infectados, ingresados y fallecidos.
No obstante, el virus sigue vivo y amenazante, tal y como demuestran los datos que conocemos a diario y, desgraciadamente, la salud de cada uno depende de sí mismo y también de todos los que le rodean.
Eso es lo que justifica el estado de alarma con todas sus incomodidades, porque lo que está en juego es la vida de la gente.
Por eso, votar no al estado de alarma es algo así como decir que no importan los casi 30 mil fallecidos, por mucha corbatilla negra que se luzca; es como si les trajeran sin cuidado los cerca de 240 mil contagiados y los ingresados en hospitales y UCIS, cuando se siguen alentando o aplaudiendo las insensatas concentraciones de varias decenas de personas juntas, facilitando la propagación de la enfermedad; es como si les dieran igual los 50 mil sanitarios infectados y da la sensación de que pasan de los familiares de todos ellos, sea la que sea la tragedia que les ha tocado sobrellevar.
Intentar justificar el voto en contra con el argumento del empeoramiento diario de la economía, sin tener en cuenta la reducción del número de fallecidos, dice muy poco en su favor.
Anteponer lo material a lo humano, priorizar el capital a la salud, preferir la defensa del dinero a la de la vida de la gente, deja en evidencia unos principios, una escala de valores y una moral deleznables.