"Inmunes"

Algeciras

Primero fueron los regímenes totalitarios fascistas y comunistas, con su pompa, su cartelería descomunal, su música de fanfarria y el culto al líder, haciendo desfilar ante él a columnas de soldados al paso de la oca.

Ya conocen aquello de Goebbels y de la mentira mil veces dicha, que acaba por convertirse en verdad. Así actuaron los nazis contra los judíos, McCarthy contra los cineastas en la caza de brujas y tantos otros a lo largo de la historia.

Ahora las llamamos fake news, bulos de tamaño descomunal, como aquel de las armas químicas en la guerra del Golfo o el España nos roba de los independentistas catalanes. Hay mentiras más sutiles que, como la lluvia fina, nos acaban calando: se lanzan a diario desde servidores de China, Rusia o Corea del Norte y acaban en el grupo de Whatsapp de la asociación de vecinos.

La llegada de Donald Trump a la presidencia de EEUU fue un salto más allá. Fue el triunfo de la astracanada, como si el matón del patio al que todo los niños odiaban y temían se hubiese convertido de un día para otro en el director del colegio.

Y como él, ahí tenemos a Duterte, dando órdenes indiscriminadas de ejecución en Filipinas, o a Bolsonaro en Brasil, convocando mítines mientras la gente en su país muere cada día a centenares por el coronavirus.

¿De verdad nos creemos inmunes a esa unión de la estupidez y la manipulación como fórmula de gobierno?