Los motivos por los que Tito no renovó en el Levante
El director deportivo conocía por boca de Quico Catalán que había muchas dudas sobre su continuidad por el funcionamiento interno de su área y por varios de los episodios que habían sucedido durante la temporada
Valencia
Tito se marchó hace un año del Levante y sigue demandando que alguien le explique los motivos por los que nunca le trasladaron una propuesta de renovación y creo que por una cuestión de humanidad voy a tratar de responder a todas esas dudas que todavía le atormentan, pensando que cosas pudo hacer mal para no merecer una oferta de ampliación contractual. Lo voy a hacer corto, pero hay material para rodar un largometraje.
El presidente del Levante, Quico Catalán perdió la confianza en su director deportivo y punto. Una semana antes de reunir al Consejo de Administración le dijo a la cara que tenía muchísimas dudas sobre el funcionamiento interno del departamento sobre el que había tenido la máxima responsabilidad. El mensaje era directo e inequívoco. Había fracasado estrepitosamente como gestor de grupo en la parcela más importante del club y en su último año de contrato.
Fue la forma más elegante de transmitirle en privado lo que el máximo ejecutivo del club había observado, analizado y silenciado durante muchos meses para evitar que estallara una crisis de enormes dimensiones y cuyo impacto mediático podría repercutir en el tramo decisivo de una temporada en la que la plantilla se estaba jugando la permanencia entre los meses de marzo y mayo.
El comunicado de despedida de Luis Helguera tras ganar el Levante en Girona, pone en evidencia que la relación profesional entre el director deportivo y su secretario técnico estaba completamente rota desde el mes de febrero y solo guardaban las formas en público.
Tiene que ser muy duro, que tu mano derecha a los siete meses de llegar al club se plante delante del presidente y le comunique que se marchará el 30 de junio porque no comparte ni la metodología de trabajo, ni el funcionamiento interno, ni determinados comportamientos de algunos miembros del equipo de scoutings que habías incorporado.
Con esta decisión irrevocable de Luis Helguera, el presidente constató en febrero que los dos máximos responsables de la dirección deportiva no volverían a trabajar juntos y carecía de sentido llevar a un Consejo la renovación de ese área con la bomba que acaba de explotar a nivel interno.
Luis Helguera no se marchó en ese instante porque tenía un compromiso profesional con el club que le pagaba y quería rematar las operaciones que se habían trabajado durante varios meses como los fichajes de Hernani, Miramón, Clerc o de Sergio León.
Imagínense como estaría de crispado el ambiente de trabajo, que a mediados de abril Luis Helguera le dijo al responsable de recursos humanos que le preparara la liquidación de su contrato y que se marchaba inmediatamente. El presidente tuvo que frenarlo para evitar que todo saltara por los aires y le pidió que aguantara en su cargo hasta que el equipo estuviera salvado.
Mientras tanto, el debate en los medios de comunicación era porqué el presidente no le había presentado una oferta de renovación a Tito, porqué aplazaba constantemente la decisión y porqué ninguneaba la figura de su director deportivo, cuando los que estaban ninguneados eran varios empleados de la secretaria técnica a los que ni se les asignaban partidos durante el fin de semana y se les invitaba a que disfrutasen del sábado y del domingo en familia. Dantesco.
La triste realidad es que Tito permitió que el Levante tuviera hasta tres secretarias técnicas, que funcionaban en paralelo y de forma autónoma dentro de un mismo departamento, porque la relación entre sus miembros era inexistente y cada una de ellas le terminaba trasladando sus problemas al presidente.
Con todos estos argumentos que he expuesto y que son motivo suficiente para no haber dejado títere con cabeza un minuto después de la victoria en Montilivi, a Tito todavía le dieron la oportunidad de exponer un proyecto de continuidad ante el Consejo.
Fue desestimado porque el director deportivo solo propuso el nombre de Alberto Benito como sustituto de Helguera y quiso mantener en su equipo de trabajo a varios de los miembros que generaron un clima de crispación durante la temporada anterior. El club no estaba dispuesto a tolerar determinados comportamientos y le comunicó a Tito su no continuidad.
Por lo tanto, los fichajes de Vukcevic, Dwamena y Moses no fueron los que se llevaron a Tito por delante, porque sería tremendamente injusto realizar este análisis cuando hubo muchos actores en la toma definitiva de decisiones y tras 3 años de éxitos deportivos y económicos.
El motivo real de su salida se debe a su falta de liderazgo para organizar un equipo de trabajo, con las personas adecuadas y en el que los conceptos de grupo, unidad y club estuvieran por delante de ciertos individualismos.
Tito cayó en su propia trampa y convirtió su departamento, por acción o por omisión, en un campo de batalla diario pensando que saldría ganador del duelo contra Luis Helguera, cuando el secretario técnico ya había comunicado en febrero su marcha del club y amagó con marcharse incluso antes de que el equipo lograse el objetivo. Dos no pelean si uno no quiere y Tito quedó en evidencia ante el Consejo porque terminó dándole puñetazos a un holograma.
PD. La consecuencia de haber sido tremendamente respetuoso con la salida de Tito, con el que se pactó hasta el comunicado de prensa, impidió que Quico Catalán se reuniera con antelación con otros candidatos, porque cuando contactó con Miguel Ángel Gómez, director deportivo del Real Valladolid, éste ya había solucionado sus diferencias con Ronaldo y le había dado la palabra a Sergio González para seguir en Pucela.
Si la llamada a Miguel Ángel Gómez se hubiera producido una semana antes hoy sería con absoluta certeza el director deportivo del Levante. Carpeta cerrada.
José Manuel Alemán
Redactor de Deportes en Radio Valencia