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Arqueología

¿Deberían retirarse los restos de los aviones accidentados en el Moncayo?

Chunta Aragonesista volverá a pedir en el Senado su retirada, aunque desde el territorio surgen voces que reclaman que se queden porque son piezas únicas de la arqueología aeronáutica y forman parte de la historia del monte

Restos de uno de los aviones estrellados en el Moncayo / Chunta Aragonesista

Tarazona

Chunta Aragonesista pedirá la retirada de los restos de aviones estrellados en el Moncayo (2.315 metros de altitud), a través del senador Carlos Mulet, de Compromís. No es la primera vez que lo hacen: ya en el año 2005 José Antonio Labordeta reclamó que se solucionase el problema. Entonces el Ministerio de Defensa replicó que la tarea correspondía al gobierno de los Estados Unidos porque los restos son los de un caza de la base aérea de Zaragoza.

 Es solo uno de los muchos aviones que se han estrellado en esta zona. La historia de estos accidentes se recoge en el libro 'Los aviones del Moncayo' publicado en 2008 y agotado en tan solo tres meses.

Ana María Sangillao, llamada a ser la primera mujer piloto de Iberia que murió en un accidente en el Moncayo

Ana María Sangillao, llamada a ser la primera mujer piloto de Iberia que murió en un accidente en el Moncayo / Cadena SER

En él, Michel Lozares e Ismael González recopilan los datos de todos los aviones que se estrellaron el Moncayo y sus inmediaciones. Desde el Katiuska ruso, que fue derribado en plena Guerra Civil, hasta los dos Phantom que estuvieron a punto de acabar con El Buste, pasando por la avioneta Piper que se estrelló en 1972 acabando con la vida Ana María Sangillao, llamada a ser la primera mujer piloto de la compañía Iberia.

Los restos que quedan en el macizo del Moncayo son precisamente los de esta avioneta y los de un cazabombardero F100 del Ejército de los Estados Unidos que se estrelló hace ya medio siglo cerca de la cima.

La acumulación de accidentes en el Moncayo en la década de los 70 y los 80 hizo plantearse la pregunta y generar toda una leyenda que hablaba de atracciones magnéticas y extrañas turbulencias,

¿Qué estaba pasando en el monte? “Nos hicimos esa pregunta porque todo apuntaba a que había como una atracción, una especie de imán, cosa no fue así, fueron todo problemas de los pilotos o las aeronaves”, señalan los autores.

Se habló incluso de que los mapas de navegación con los que contaba el ejército de los Estados Unidos le otorgaban al Moncayo una altitud ligeramente inferior a la real, unos metros menos del techo del Sistema Ibérico que explicaría que al menos un par de aviones impactasen contra la cumbre.

En lo que es el macizo se estrellaron tres aeronaves militares y la avioneta civil. En los primeros casos, el Ejército retiró los cadáveres de los pilotos y el armamento. Dejaron los restos de los aviones que ahora Chunta vuelve a pedir que se retiren.

Pero surge el dilema, después de tantos años, en el Moncayo hay voces que reclaman que se queden aquí ya que forman parte de nuestra historia. Ismael González es partidario de que no se vayan porque, “llevan muchos años, lo considero arqueología aeronáutica, suben muchos montañeros a verla. Se ha valorado con Diputación [de Zaragoza] y el Ayuntamiento de Tarazona abrir un museo comarcal en el que estén los restos de estos aviones”.

Recuerda que las piezas ya son únicas porque esos aviones no se fabrican y, además, se hicieron muy pocas unidades. De hecho, ya hubo algunos intentos de retirada por el interés de las propias piezas.

Pero más allá de esto, sí que es cierto que, tras cada uno de estos accidentes hay no solo aviones, sino también personas que perdieron la vida y cuya historia forma parte ya del acervo cultural del Moncayo que, ahora, no se quiere perder.

 
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