"¿A quién va a creer usted, a mí o a sus ojos?"

Alicante

Groucho Marx, en una de esas frases celebres que nos dejó, nos preguntaba: "¿A quién va a creer usted, a mí o a sus ojos?"

Desde luego, las ilusiones ópticas están ampliamente utilizadas y estudiadas. Todas tratan de confundir a nuestros cerebros y muchas veces lo consiguen. Dalí, el maestro del surrealismo, derritió los relojes. Un trampantojo no deja de serlo. ¿Y que me dicen de las pareidolias?, esas representaciones que vagamente nos parecen caras humanas.

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Pero también lo son los hologramas o los espejismos. Una sucesión de cuadros blancos y negros puede provocar que dos líneas paralelas no lo parezcan.

Si nos fijamos en el tren y el túnel, no sabemos si viene o va. O los diseños de las llantas de algunos vehículos parecen moverse en dirección contraria a la marcha del vehículo.

En 2008, la Plataforma por la Movilidad Sostenible de Alicante (PCM) nos mostró cómo 50 automóviles particulares podían colapsar la Avenida de Denia. Y sin embargo, si todos sus conductores se subían en un autobús, sobraba espacio dentro del vehículo y en la calzada.

Y tanto jugar con las ilusiones, al final me he olvidado de por qué les contaba todo esto. Seguro que era para hablarles de los malos humos.