'Volver a ser yo mismo'

Algeciras

Doce semanas de confinamiento, quién nos lo iba a decir hace, eso, doce semanas. Para los que no teníamos obligaciones laborales ineludibles y nos hemos podido quedar en casa, disciplinadamente, ha resultado fácil, aunque con algunas secuelas inesperadas.

En estas doce semanas he salido lo justo a la calle, a comprar una vez cada cinco o seis días, y una hora a pasear cada tarde, desde que esto fue posible. No me quejo, lo he hecho por responsabilidad y por precaución. Lo he hecho porque creía que era mi deber, nada más.

Ahora que nos adentramos en una etapa de casi normalidad, ahora que estamos en la Fase 3 de la desescalada y podemos movernos por toda Andalucía sin restricciones, me he descubierto a mí mismo falto de contacto social, falto de encuentros inesperados y falto de risas y abrazos en la barra de cualquier bar.

Ayer, un amigo me comentaba por Whatsapp que habrá que ver cómo nos va a afectar este aislamiento, qué secuelas sicológicas y qué señales en el alma nos va a provocar este tiempo perdido en nuestras vidas de animales sociales.

De entrada, yo he notado algunos cambios, como una disminución en la calidad del sueño y una congoja que, a ratos, se vuelve angustia. Sólo a ratos, sólo a veces, pero fácilmente detectable.

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La falta de vitamina D, la que genera nuestro organismo ante la exposición al sol, puede ser la causa. Afortunadamente eso tiene fácil solución, largos paseos por la playa lo pueden arreglar. Y, desde luego, volver a encontrarme con los que hace doce semanas dejaron de estar presente en mi vida, aunque no en mis pensamientos.

Tiene razón Antonio Banderas, en el nuevo anuncio de promoción de Andalucía: "Estar vivo no es solo volver a respirar, es volver a fabricar emociones. A descubrir el regalo más grande que tiene la vida: las personas que amas, la buena gente y pasear, sentir el sol y el mar".

Os espero a todos en la barra de cualquier bar. Para volver a ser yo mismo.