Los enfermos de alzhéimer, muy perjudicados por el coronavirus

Aranda de Duero

La pandemia que hemos vivido, o mejor dicho, que seguimos viviendo, nos ha azotado en muchos aspectos. Ha separado familias, roto vidas, y paralizado muchos bonitos proyectos que intentaban salir adelante. Proyectos tan cercanos, tan necesarios como el que desarrolla AFAR, la asociación de enfermos de alzhéimer de Aranda y la Ribera. ¿Cómo ha sido esta situación para ellos? Lo repasamos con María Antonia Sassot, miembro de este colectivo.

“Ha afectado y mucho, no solo a la asociación sino a nivel familiar, no entienden lo que pasa, no razonan, encerrados en casa sin poder salir… Son enfermos que necesitan una rutina, una atención continuada porque no controlan su vida, su recuerdo más inmediato; de entrada han tenido romper esa rutina o convivir cinco personas en un mismo domicilio y no salir a la calle, su primera reacción es prácticamente intentar escaparse; esta situación en algunos casos ha aumentado el avance de la enfermedad”, asegura Sassot.

Actuar a tiempo, responder con contundencia y ser efectivos a la hora de ayudar a todos los enfermos, fue algo que se impuso AFAR desde un principio. Durante estos meses, no han parado su actividad pese a cerrar sus dos centros. “Hemos mantenido contacto con las familias, en algunos casos sí hubo asistencia domiciliaria, y ante todo hay que dar las gracias a las trabajadoras porque han dado ideas por redes sociales y han estado muy pendientes para que el enfermo siguiera un poco su día a día”, señala María Antonia.

Y afortunadamente, pese a la parálisis de la actividad, en esta mala época desde AFAR han podido observar cómo la solidaridad se ha adueñado de los arandinos y ribereños, con maravillosos gestos que nunca olvidarán. “Yo ahora mismo recuerdo la colaboración del Nuevo Coto con la venta de tortillas a domicilio, también las mascarillas que nos ha dado Michelin. La gente es solidaria, y nosotros necesitamos ayuda porque nuestros enfermos es muy complejo que razonen, y nuestros miembros no han tenido facilidad para protegerse ante este virus”, reconoce.

Es de recordar el gran trabajo diario que lleva a cabo esta asociación de enfermos de alzhéimer. Y no hay mejor reflexión final que la que ha querido compartir María Antonia. “Ellos a lo mejor no saben quién son, pero quienes conviven con ellos sí saben quién son y lo que han sido; la memoria se pierde pero siguen siendo personas y siguen teniendo su dignidad”, sentencia.