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Sin gol no hay felicidad

A pesar de su aceptable imagen en Riazor, la falta de puntería impide al Sporting iniciar la escalada clasificatoria

Una acción del partido entre el Deportivo y el Sporting / LaLiga.com

El Sporting de la nueva normalidad se parece bastante (en algunos aspectos demasiado) al de la vida anterior al parón. Es evidente la mejora del equipo con la llegada de Djukic y con la presencia en el campo de un jugador vertical y desequilibrante como Murilo, pero el Sporting sigue necesitando decenas de ocasiones para marcar un gol, incluso ante la peor defensa de la categoría. Cierto es que justo antes de la pandemia, los rojiblancos habían goleado a Las Palmas, pero fue la excepción que confirmó la regla. En Riazor el equipo de Djukic generó ocasiones, pero entre el palo, Dani Giménez y la falta de puntería, las sensaciones se quedaron a medias. La aceptable imagen que ofreció el equipo gijonés en A Coruña no fue suficiente. El Sporting no perdió, pero tampoco ganó y sumar de uno en uno no parece que le valga de mucho si lo que se pretende es remontar y alcanzar el playoff. Con una jornada menos, la sexta plaza sigue a cinco puntos y más equipos se meten en la pelea, cayendo los rojiblancos dos puestos en la tabla.

Había ganas de volver a ver al Sporting tras este interminable parón por tan desgraciada situación. Y con ganas salió el equipo gijonés a Riazor: intenso, dominador y aparentemente fresco. A diferencia de lo sucedido en muchos campos durante esta primera jornada de retorno del fútbol español, el Dépor-Sporting tuvo bastante ritmo, salvo un tramo bastante anodino al principio de la segunda mitad.

Empezaron mejor los rojiblancos, que en los primeros minutos tuvieron la pelota, protagonizaron varias llegadas y botaron dos saques de esquina, uno de ellos tras una bonita jugada con taconazo de Álvaro Vázquez incluido. Pero el Dépor fue asentándose en el partido y empujando al Sporting hacia su propia portería. No generaban los coruñeses muchas ocasiones, pero cuando el Sporting recuperaba el balón necesitaba unos prismáticos para avistar el área contraria. Un disparo cruzado de Sabin Merino fue uno de los avisos deportivistas.

Apareció entonces el mejor jugador del Sporting y del partido en general: Murilo. El brasileño (quizás el último fichaje de Miguel Torrecilla sea de los pocos aprovechables de la extensísima lista) se encontró con la madera en una gran ocasión, que partió de las botas de Álvaro Vázquez junto a la línea de banda, un gran pase de Carmona picándola por encima del defensa y una buena galopada del jugador cedido por el Sporting de Braga, que desde el punto de penalti trató de ajustar tanto su disparo que lo envió al palo.

La segunda parte empezó con un susto. No habían transcurrido ni treinta segundos cuando Eneko Bóveda le ganó la espalda a Babin tras un gran pase de Çolak y con Cordero fuera de sitio. El disparo del deportivista buscando el palo contrario se fue fuera por poco.

En la segunda mitad el partido bajó bastante en intensidad. Fernando Vázquez trató de darle un nuevo rumbo haciendo tres cambios de una tacada en los primeros minutos. Más sorprendente fue lo de Djukic, que solo hizo tres de los cinco cambios permitidos, uno de ellos en el minuto 89. Extraño tras escuchar al serbio el viernes aplaudir la posibilidad de realizar cinco cambios y a sus pupilos hablar durante las últimas semanas de la ventaja de tener buen fondo de armario. ¿Falta de alternativas en los suplentes o exceso de confianza en los titulares?

El partido parecía requerir algo diferente, porque el Sporting tuvo la pelota en muchas fases de la segunda parte, aunque con poquísima profundidad. Los mediocentros aún están a medio gas y en defensa el equipo tiene lagunas considerables. Arriba, Manu García tiene que tener mucho más protagonismo y Álvaro Vázquez aporta bastante más que Djurdjevic al juego colectivo pero sus constantes (y muchas veces productivas) caídas a banda impiden que el Sporting tenga una referencia en el área.

El Sporting pudo llevarse el partido con la otra gran ocasión de la que disfrutó: un buen pase entre líneas de Murilo para Manu García, cuyo disparo a la media vuelta repelió Dani Giménez.

Los roiblancos se quedaron con la miel en los labios. En el fútbol 'normal' solía considerarse bueno empatar fuera de casa, pero en este nuevo fútbol, en el que el factor campo pierde peso, al Sporting un punto le sabe a poco. Lo bueno es que el deporte ha vuelto y que, aunque no sea en las mejores circunstancias, los debates sobre el Sporting regresan a las calles y, con distancia social, a los chigres.

David González

David González

Vinculado a SER Gijón desde 1998. Director de SER Deportivos Gijón y voz de los partidos del Sporting...

 
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