Cómo valoramos ahora las cosas
La Firma de Charo Bueno

"Cómo valoramos ahora las cosas", la Firma de Charo Bueno
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Palencia
En esta nueva realidad que nos ha tocado vivir y que va a seguir entre nosotros, hemos aprendido a valorar cosas muy, muy pequeñas y que son muy importantes. Poder ver a las personas que quieres, a la familia. Poder salir a dar un paseo. Pero también tenemos otra forma de valorar las cosas.
Por ejemplo, hasta antes de la pandemia, todas las cosas que se consideraban un "éxito" deberían cumplir como primer requisito ser multitudinarias, con una gran afluencia de público: espectáculos deportivos, espectáculos musicales, las playas, los viajes... cualquier evento debería de reunir a muchas personas para ser considerado un éxito.
Y resulta que todo eso ya no se puede hacer y sospecho que tardaremos mucho tiempo en que sea posible. Y yo me pregunto, ¿eso quiere decir que todo lo que hagamos a partir de ahora como no será súper masivo y súper multitudinario será un fracaso?.
No sé ustedes, pero yo cuando pienso en algo realmente agradable, relajante y muy satisfactorio, siempre pienso en un paisaje de mar o de montaña en un espacio natural o cultural, pero sobre todo pienso en espacios donde poder disfrutar sin masificación.
Quizá eso será lo que nos aporte la nueva normalidad, cosas pequeñas, para pequeños grupos. Pero eso tiene un gran inconveniente que se llama economía, ya que está todo pensado para que grandes masas de personas consuman y consuman productos, bienes, servicios... Y unos pocos sacan grandes beneficios de ello.
Quizá es el momento de pensar en el futuro, pero un futuro más próximo de lo que imaginamos y dar valor y proteger los entornos naturales, los lugares solitarios y limpios. Defender los pueblos de nuestra provincia que se están viendo amenazados por la previsión de instalar 13 macro granjas de cerdos con miles de animales cada una, que además de arruinar las pequeñas explotaciones familiares van a dejar los pueblos insufribles de olores, contaminación de aguas y tierras y arruinando el esfuerzo de la población que los habita y que trata de defenderlos limpios, sanos y habitables por encima de intereses especulativos y por encima de sospechosos beneficios para políticos de algunas corporaciones locales.
No queremos los pueblos de Palencia llenos de cerdos.




