Economia y negocios

La calle prometida a Guimerá

En 1920, el dramaturgo catalán Ángel Guimerá visitó Valencia en el cénit de su carrera. El público le dispensó con una calurosísima bienvenida, culminada con la promesa del Alcalde de ponerle su nombre a una calle de la ciudad.

Luis Fernández callejeando por Ángel Guimerá

Luis Fernández callejeando por Ángel Guimerá

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Valencia

Ahora hace 100 años, España estaba sumida en una profunda crisis política, económica y social derivada de la ruptura del sistema de la Restauración, las revueltas obreras y el fin de la Gran Guerra. Al frente del Ayuntamiento de Valencia estaba el carismático Ricardo Samper, elegido democráticamente en representación del PURA, el partido republicano fundado por Blasco Ibáñez que entonces arrasaba en los comicios municipales. Dentro del ambiente viciado que se vivía en la ciudad, surgía el teatro, una de las formas preferidas de entretenimiento de los valencianos, para ayudar a evadir las miserias del día a día.

En aquel contexto, en abril de 1920, visitó nuestra ciudad el gran dramaturgo catalán Ángel Guimerá al frente de la compañía Nolla-Casals, que representaba obras suyas en versión original. Guimerá contaba con 75 años y se había convertido en el mayor referente del teatro en catalán y uno de los más importantes dramaturgos de la España del momento. Padre de la Renaixença catalana, Guimerá cultivó la poesía pero despuntó en el teatro, donde llegó a ser reconocido internacionalmente y propuesto en varias ocasiones al premio nobel. Entre sus obras más destacadas se encuentran Gal·la plàcida (1879), Mar i cel (1888), Maria Rosa (1894).

El resurgimiento cultural en Cataluña y Valencia desde finales del siglo XIX hizo que las relaciones entre ambas comunidades se intensificaran, sobre todo en los periodos proclives al auge nacionalista y regionalista. En la primavera de 1920 Ángel Guimerá fue recibido por las autoridades y el mundo dela cultura valenciano como una gloria nacional. Aprovechó para conocer la ciudad y empaparse del rico folklore valenciano: visitó la basílica de la Virgen y el Tribunal de las Aguas, presenció un miracle de San Vicent y se dio un baño de multitudes en el Teatro Principal donde se representaba su obra L’ànima és meva. Fue obsequiado con un caluroso homenaje en el Círculo de Bellas Artes con Mariano Benlliure al frente, y en el Centre Catalá de Valencia tuvo lugar el hecho más simbólico de su visita. Un emocionado Ricardo Samper, Alcalde de Valencia dirigió unas bellísimas palabras al insigne dramaturgo y al finalizar besó su frente y le prometió que una calle de la ciudad llevaría su nombre.

Y así fue, el 3 de agosto de ese mismo 1920 tuvo lugar un acto de hermanamiento entre Valencia y Cataluña, como un festejo más de la Feria de Julio, que congregó a las autoridades locales y representantes del Ayuntamiento de Barcelona entre otros muchos invitados. La comitiva se desplazó desde las casas consistoriales al antiguo camino de Arrancapinos donde se descubrió el rótulo de la calle de Ángel Guimerá “demostrando así el amor que tenemos a Cataluña” según palabras del propio Ricardo Samper.

 

 
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