"Lanzarote es la única isla que prohíbe la cultura hasta octubre"

Arrecife

Incós Domínguez es promotor musical, fundador y presidente de la asociación Isla y Ritmo. Gracias a su trabajo a Lanzarote han llegado artistas de la talla de Jorge Pardo, Paquíto D'Rivera, Chano Domínguez o Chucho Valdés. El Cabildo de Lanzarote ha acordado con los siete ayuntamientos no celebrar actividades culturales y deportivas hasta dentro de tres o cuatro meses. Sin embargo, hace una semana que Gran Canaria abarrotó el teatro Guiniguada para acoger el espectáculo humorístico del lanzaroteño Kike Pérez.

"Es una circunstancia particular y única de esta isla, eso solo ocurre en Lanzarote", lamenta Incós Domínguez. "Es como si hubieran dado la espalda a la cultura completamente", añade. "Los teatros están aprobando sus propias medidas para poder tener un público controlando el aforo para salir adelante, es un poco raro que aquí se haya prohibido absolutamente todo hasta octubre. Y no solo de manera pública, también privada. Lo estoy intentando y me encuento con esas prohibiciones", explica el fundador de la asociación Isla y Ritmo.

En Lanzarote existe un público que demanda conciertos de cierto nivel. No en vano, la isla de los volcanes cuenta con una red de Centros de Arte y Cultura diseñada por César Manrique inédita en Canarias y en el mundo. "Llegamos a programar a Chucho Valdés, se aplazó hasta septiembre y ahora se moverá al año 2021", lamenta Domínguez. De hecho, a día de hoy el Cabildo no ha devuelto el dinero de las entradas a los compradores.

"Hay un exceso de prudencia comprensible, pero es cuestión de revisarlo", afirma Tomas Pérez Esaú, gestor cultural

"El sector cultural ha hecho un esfuerzo increíble por regalar un montón de contenido para que el confinamiento fuera lo mejor posible, ahora todos los aplausos deberían trasladarse al patio de butacas de los teatros", explica Tomás Esaú, responsable de gestionART-e. "Octubre se me hace un poco lejos, el sector de la cultura va a ser el último en incorporarse y con medidas muy restrictivas, pero fuimos los primeros en cancelar", añade Esaú. "Hay un exceso de prudencia comprensible, pero es cuestión de revisarlo", concluye.