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El Sporting bate su récord de ridículo en un derbi

Los rojiblancos caen en un pésimo partido, dinamitan la ilusión generada y dan vida al eterno rival

Desolación de los jugadores del Sporting ante la celebración de los del Oviedo / La Liga

Desolación de los jugadores del Sporting ante la celebración de los del Oviedo

Gijón

Era difícil, pero cuando el Sporting se propone algo, lo consigue. Ha jugado derbis malos y malísimos, pero ayer batió el récord de ridículo en un duelo contra el Oviedo. Sin orgullo, sin intensidad, sin fútbol, sin dar dos pases seguidos, con errores que rozaban el esperpento... El Sporting pinchó el globo de la ilusión que había brotado en la enamoradiza afición sportinguista, que no se merece esto ni casi nada de lo que ha vivido en los últimos años. Del partido sale malparado el equipo, que vuelve a demostrar que en ningún momento ha sido verdadero aspirante a nada. Salen escaldados los jugadores a los que parece haber traído a Gijón el enemigo, aunque la historia recuerda que en muchas ocasiones el enemigo está dentro. Y sale con el crédito por los suelos Miroslav Djukic, que veía el partido como quien ve llover, incapaz de modificar nada en el encuentro, sin hacer ninguna variante táctica y tardando hasta la desesperación en los cambios, sometido en el duelo técnico con un Ziganda al que la apuesta por ir mejorando el Oviedo introduciendo progresivamente a los pesos pesados le salió bien. Djukic vuelve a mandar un mensaje lapidario a la cantera, totalmente olvidada a pesar del ridículo de los 'mayores'. La plantilla es pésima, pero la obligación del serbio es buscar soluciones o, al menos, intentar algo.

El partido fue un disparate, un recital de errores. El Oviedo hizo poco, pero el Sporting menos. No daban los rojiblancos dos pases seguidos: los laterales volvían a hacer el ridículo, Nacho Méndez y Cristian Salvador entregaban más balones al rival que a un compañero, Carmona fue un desastre, Murillo parecía haber corrido una maratón la misma mañana del partido, Manu García volvió a estar muy por debajo del nivel que se espera de él y Djurdjevic... fue Djurdjevic; no participa del juego, no remata (cuando lo hizo de cabeza el balón se fue al córner) y no marca si el defensa que debería taparle no se escurre delante de él. Desesperante.

Ante este panorama, Djukic optó por no hacer nada. Dejar pasar los minutos sin reaccionar, a pesar de que se veía que el Oviedo iba haciéndose con la posesión, merodeando el área del Sporting. No llevaban mucho peligro los azules (un equipo que llegaba angustiado y en puesto de descenso a El Molinón), pero sí algo más que los rojiblancos. La única ocasión del equipo gijonés en la primera parte (por llamarla de alguna manera) fue un disparo flojo y con la zurda de Unai Medina que atrapó Lunin.

Se esperaba una reacción al descanso, pero los sportinguistas podían seguir esperando. Djukic no modificó nada y el panorama cambió, pero a peor. Mariño evitó el gol del Oviedo en un disparo potente de Sangalli. Ziganda dio un paso adelante y empezó a hacer cambios. Ortuño dio un susto nada más salir. Pero el gran susto lo dio Borja Sánchez, con la colaboración (como no) de Unai Medina y, en general, de toda la defensa rojiblanca. El lateral rojiblanco regaló el balón en campo contrario y ninguno de los jugadores que le salieron al paso a Borja pudieron pararle, hasta que se plantó ante Diego Mariño y le batió. Era el minuto 69. En El Molinón vacío, solo se escuchaba la celebración del eterno rival.

Hubo un momento para la esperanza, al menos de que no se escapara todo, pero el VAR lo frustró. Babin batía a Lunin de cabeza a centro de Álvaro Vázquez, pero el videoarbitraje señaló que el defensa del Sporting estaba ligeramente adelantado.

No hubo más capacidad de reacción. El Sporting hizo el ridículo en otro derbi, vuelve a destrozar las cuentas de la lechera y da vida al eterno rival. ¿Con qué tratarán ahora de engañar al sportinguismo? ¿Devolviendo el dinero de los abonos, quizá, en un alarde de generosidad?

Vacío. Y triste. Vacío de fútbol, de calidad, de ideas, de líderes, de proyecto, de gente a los mandos. Así está el Sporting. Como El Molinón ayer.

David González

David González

Vinculado a SER Gijón desde 1998. Director de SER Deportivos Gijón y voz de los partidos del Sporting...

 
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