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La tentación online

Marisa Vadillo. La tentación online (24/06/2020)

Marisa Vadillo. La tentación online (24/06/2020)

02:07

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Córdoba

Del confinamiento he aprendido muchas cosas. Por ejemplo, que los vínculos se pueden estrechar más aún con las personas que has decidido compartir tu vida, a valorar lo imprescindible, a disfrutar los pequeños momentos, a hacer las cosas de siempre de un modo totalmente nuevo, a ser fuertes en una situación confusa, a trabajar con mis hijos como alumnos. La lista sería extensa, pero de todo esto, hay una conclusión que destaco hoy: que mis alumnos, su presencia en el aula, es insustituible.

A ellos no les ha faltado ni un minuto de clase, hemos impartido todo el programa cumpliendo el horario oficial, en modo online, tal y como si estuviéramos en nuestro aula pero –sin duda- no quiero enseñar así. Los contenidos se trasladan del mismo modo, pero la enseñanza no es sólo explicar un temario. Es crearles un modelo profesional y humano, es generar una empatía mutua, es animarles a ser mejores o descubrirles las personas que podrían ser. Esa apasionante experiencia común, que lidia con lo inesperado, con el placer de conocerles poco a poco, con intuir si alguien no pasa por un buen momento, con compartir una experiencia común, que te permite escucharles, verles por los pasillos llenos de pinturas cargando sus cuadros, sus grabados, sus cámaras o dibujos… sus ilusiones. Descubrir, alucinada, los adultos en los que se van transformando, sin darse cuenta. Nada de esto se puede experimentar digitalmente. Motivo por el que les he echado de menos cada día de clase, de un modo terrible.

 La educación es sagrada. Me da la impresión de que, en este país de bares, los responsables políticos están ignorando con cierta facilidad que estos jóvenes ahora serán los protagonistas del futuro. Debemos educarles pensando en su desarrollo óptimo, hacerles fuertes, generosos, competitivos, coherentes y punteros en su sector. Decía Séneca que “hay ciertas cosas que para hacerlas bien no basta haberlas aprendido”. ¿Cómo es que les permitimos reunirse de copas y no en las aulas con las medidas de seguridad correspondiente? ¿Qué va a pasar el próximo curso? Por mi parte, he pensado que, si las autoridades sanitarias siguen poniendo tantas restricciones a la vuelta a clase para el próximo curso, quizás deba alquilarme un bar unas horas para impartirlas. Mucho me temo que ahí no tengamos ningún problema.

 
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