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GIMNASIA RÍTMICA

La anorexia de Olatz Rodríguez reabre el debate en la gimnasia

La confesión de la joven deportista leonesa sobre su enfermedad incide en los hábitos alimenticios en algunas disciplinas. La olímpica Carolina Rodríguez sale al paso

Olatz Rodríguez, sobre el tapiz / Club Ritmo

León

Como otras deportistas, Olatz Rodríguez relacionó perder peso con un mejor rendimiento deportivo. La carrera de la gimnasta del Club Ritmo apuntaba alto, pero quiso dar un paso más camino de la élite. "Dejé de tener hambre. Solo comía huevos, verduras y yogures sin grasa. Sufrí desnutrición, depresión y ansiedad y me acabaron ingresando en enero de 2019". Su confesión pasado el tiempo, aunque aún no tiene el alta médica, pretende ayudar a todas las personas que sufren, como en su caso, anorexia nerviosa compulsiva. Y también es un mensaje a los/las deportistas de élite.

La búsqueda de la perfección equivoca los métodos. "Es un deporte propenso a sufrir estas enfermedades por exigencia o por perseguir el estereoptipo de la gimnasta perfecta. Yo dejé de comer por exigencia, pero se me fue de las manos", contó Rodríguez, de 17 años, en Ser Deportivos. Con 1,60 de altura llegó a pesar 37 kilos.

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Su historia reabre el debate sobre los hábitos alimenticios en el deporte profesional  y en la gimnasia, en particular. Desde temprana edad, las gimnastas dedican su vida en cuerpo y alma a pulir cada error. En 2018, tras proclamarse campeona del Mundo, la rusa Soldátova, se alejó de la alta competición para hacer frente a la bulimia. Fue uno de los últimos casos sonados en salir a la luz pública.

En el propio Club Ritmo se forjó Carolina Rodríguez, que, tras expresar su apoyo a su ex compañera Olatz, teme que esta situación pueda dañar el nombre de su deporte y recuerda que "la anorexia no está dentro de los porcentajes más elevados en ningún deporte, ni siquiera en la gimnasia. Desde el año 1994 hasta hoy que llevo en este mundo doy gracias porque apenas he visto algún caso de esta enfermedad relacionada con mi deporte y los casos que he conocido han estado asociados a otros problemas que hacen que esta conducta se desarrolle".

La olímpica leonesa explica que "el porcentaje de grasa de una gimnasta disminuye, pero al igual que en el caso de un fondista de atletismo o del mismísimo Michael Jordan. Doy gracias porque mi club y todas las personas que me tutelaron en cada momento jamás me prohibieron comer algo y me obligaban a sacar buenas notas en el colegio. Me gustaba comer mucho y no fui perfectamente ejemplar en esto, pero me enseñaron a hacer las cosas bien y estoy agradecida porque la alimentación fue clave para prolongar también mi trayectoria y mantenerme a día de hoy con un peso normal (3 ó 4 kilos por encima del que tenía en el mejor pico de forma que haya tenido).

"En la gimnasia no existen números en los kilos, simplemente se trata de conseguir un buen estado de forma para poder asimilar todas esas repeticiones que pueden afectar a la estructura muscular y ósea de nuestra anatomía. Si entrenas con kilos de más, que normalmente se hacen visibles al ojo humano, eso repercute de forma negativa pero porque lo que produce es un porcentaje más elevado de lesiones. Deseo que Olatz encuentre solución después de reconocer que está pasando por una crisis personal. A mí me toca vivir un poco la del ‘día después de la retirada’, pero ni existen dietas obligatorias, ni es tanto sufrimiento conseguir verte en plena forma si de verdad te dedicas al deporte", concluye.

 
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