Hacer el camino

Córdoba

El camino. Camino como viaje, camino hecho solamente por los pasos anteriores de otros, por la costumbre de caminar por ese trazo y no por otro.

Después de haber atravesado cuatro meses de quietud, de domesticidad obligada, parece llegado el momento de hacer el camino. ¿Cuál camino? El que remite a lo sagrado. Lo sagrado divino y lo sagrado transformado por la costumbre humana. El camino no se construye, se usa. Se hace. Después de un mal momento en la vida, hombres y mujeres hacen el camino, un camino. Para agradecer y para festejar. Mi madre hacía el camino de la Virgen de Luna y recorría de rodillas el último tramo. Otras personas iban o van descalzas. Por aquí son populares los caminos de la Virgen de la Cabeza, Santo Domingo, La Virgen de Linares, las Ermitas, La Virgen de Araceli… Con un círculo más amplio, el Rocío. Y a nivel nacional e internacional, el camino de Santiago. A quienes hacen el camino los llamamos peregrinos. Pero también romeros, y romería cuando lo sagrado se reviste de alegría, de fiesta y manifestación del folklore propio, con carrozas, caballos y canciones.

Lo propio del camino es hacerlo a pie, como se hacía secularmente. Austeramente, para conectar con pueblos, gentes y paisajes. Hacer el camino, ahora, para conectar con nuestro yo profundo. Con la humanidad y sus heridas. Con el dolor y el gozo.