Las fiebres de nuestro estío político

León

El Obispado de León ya tiene su Museo de la Semana Santa, al que la Junta, Diputación y Ayuntamiento de la capital, han subvencionado con tres millones de euros. Siempre, pero ahora con la crisis encima de nuestras cabezas, con mayor motivo, vemos el indebido uso que se hace con el dinero público.

Recordemos que este Obispado, como el resto de sus homónimos, es el mismo que no paga el IBI de sus inmuebles, hagan o no hagan caja.

En la política del menudeo vale todo, incluso el carecer de sentido del ridículo. Un ejemplo es el conductivismo partidario del que hace gala el senador por Castilla y León, Antonio Silván. Su penúltima pregunta al gobierno de España ha sido sido si hay o no seguridad sanitaria en el Aeropuerto de Barajas, digo bien, Aeropuerto de Barajas. Como vemos, un asunto de vital importancia para leoneses y castellanos.

Hace falta valor para volver a casa con la cabeza encima de los hombros.

Los recortes practicados durante años en nuestro sistema sanitario y el maltrato laboral ejercido a una buena parte de sus profesionales han menguado la capacidad del sistema, incluso para tiempos sin pandemias. El coronavirus ha mostrado todas sus debilidades, entre otras una flagrante escasez de medios humanos, materiales y técnicos. Y estos son asuntos graves que no se improvisan a corto plazo.

No es responsable de ello el líder regional de los socialistas, Luis Tudanca, pero si pretende soluciones con el asesoramiento del eterno patrono del sindicalismo vertical médico, el doctor Díaz Villarig, aviados estamos. Hay mejores fuentes, incluso sindicales, con datos de causas y posibles remedios.