Contra la memoria frágil

Palencia

Para ir de vacaciones hay que tener presente en qué lugar del equipaje metemos nuestra memoria. Porque si este verano olvidamos el agradecimiento ciudadano, del que participamos en los últimos meses, y no lo acompañamos por ejemplo de hechos que impulsen una mejora de las condiciones laborales de los sanitarios y otros profesionales públicos que han velado por nuestras vidas, o no personifiquemos la lealtad a quienes han trabajado sin tregua por nuestra subsistencia como lo hizo una parte importante del comercio de proximidad, resultará que aquél hondo reconocimiento sólo enmascaraba una pasmosa vacilación que nos hará sucumbir ante nuestra propia fragilidad memorística.

Las vacaciones no son sólo importantes para cambiar rutinas o para moverse de lugar. También son un tiempo muy valioso en el que descubrir otras perspectivas de la versión cotidiana de nosotros mismos.

La memoria, también ahora, debe ser el garante de nuestro más noble y mejor aprendizaje.

Buena semana.