Hollywood rodó en Vitoria aunque en realidad no lo hizo en Vitoria. Esta es la historia de una película de 1964 en la que sus protagonistas -las estrellas de cine Gregory Peck, Anthonny Quinn y Omar Sharif- pasearon por Vitoria-Gasteiz sin haber pisado nunca la ciudad. La película es «Y llegó el día de la venganza» del director Fred Zinnemann (1907-1997) y está basada en la novela de Emeric Pressburger «Killing a Mouse on Dunday». Zinnemann fue autor de obras muy conocidas como «Un hombre para la eternidad» (1966) y «Chacal» (1973). La trama nos presenta a Manuel Artíguez (Gregory Peck), luchador en la Guerra Civil española en el bando republicano, que vive desde hace veinte años exiliado en Francia, en la ciudad de Pau. La grave enfermedad de su madre y su muerte posterior empujan a Artíguez a cruzar la frontera para verla, a pesar de que el sacerdote Francisco (Omar Sharif), le advierte de que su regreso es conocido por el capitán de la guardia civil Viñolas (Anthony Quinn), que le espera con la intención de terminar con él. El refugiado regresará a la ciudad de San Martín, y tratara de aprovechar la visita, para vengarse de la muerte de un amigo, asesinado por el capitán. El director de la película Fred Zinnemann, entrevistado en 1987, en la revista “Dirigido por”, manifestaba que trató de localizar la ciudad ideal para el rodaje de parte de los exteriores, concretamente los que se refieren a la ficticia ciudad de San Martín: “Estuvimos en el norte: Vitoria, Burgos, etc. Pero había que ir con cuidado con Franco y con la guardia civil. Ustedes son muy jóvenes pero en aquella época había que ir con pies de plomo porque podían matarte.” Finalmente la elegida fue Vitoria-Gasteiz, pero dada la imposibilidad de rodar los exteriores directamente en la ciudad, por la negativa del régimen de Franco, Zinnemann y el productor y director de decoración Alexandre Trauner (1) dedicaron en octubre de 1962 dos días a fotografiar la parte de la ciudad que les interesaba, tomando notas y plasmando en dibujos la disposición de los edificios, adquiriendo libros y otros efectos para completar la información gráfica, al objeto de construir un decorado en Francia. Trauner era un gran especialista en diseñar decorados para el cine. A lo lago de su carrera los creó para 20 películas como ayudante y para otras 87 como responsable en solitario. Sus apuntes, dibujos y pinturas sobre los decorados que proyectó a lo largo de su vida, son considerados obras de arte. A mi personalmente, me causa sensación la enorme y agobiante oficina, abarrotada de mecanógrafos-calculistas, que diseñó para el film “El Apartamento” (1959-60) de Billy Wilder, sobre la cual Trauner dijo: “El desafió al que tuve que enfrentarme era construir la oficina mas grande del mundo. El autentico decorado era el techo, completamente diseñado en perspectiva forzada que acentuaba el efecto de profundidad, y que hice fabricar en aluminio muy ligero por unos constructores que realizaron una obra maestra. El plató en el que trabajamos tenía sesenta metros por cuarenta, pero el juego de la perspectiva creaba la ilusión de una profundidad de doscientos o doscientos cincuenta metros.” Con la información gráfica obtenida en Vitoria, bajo la dirección de Trauner, se construyó en los estudios de Saint-Maurice de Paris un decorado a escala natural, replicando la Plaza de la Virgen Blanca de Vitoria, que es realmente sorprendente por la fidelidad empleada en su reproducción. Si comparamos fotogramas de la plaza extraídos del film con fotos actuales, se observa que los edificios fueron construidos en el plató con gran exactitud, guardando las proporciones en sus dimensiones y cuidando todos los detalles. Se reproducen con gran fidelidad los balcones, los clásicos miradores, los tejados, las ventanas, las cornisas, las buhardillas de los tejados, etc. Incluso se representa correctamente la pendiente que tiene la plaza, entre las calles de Postas y Mateo Moraza. La disposición de la jardinería y las farolas son iguales que las que existían en aquel momento. Hasta aparece en el fondo el edificio que albergaba el Casino Artista Vitoriano, que ya no existe, al ser sustituido por una edificación de viviendas a finales de los años sesenta del pasado siglo. El monumento a la Batalla de Vitoria se muestra en la cinta rodeado por un andamiaje con un cierre, lo cual refleja acertadamente como se encontraba entonces, y no es ningún invento del director. Una fotografía del Archivo Municipal de Vitoria-Gasteiz de principios de 1963 nos muestra la misma disposición del artilugio. Fue colocado el andamiaje para la restauración del monumento, al objeto subsanar importantes deterioros, y de esa forma tenerlo a punto para celebrar el 150 aniversario de la Batalla de Vitoria, evento que fue llevado a cabo el 21 de junio de 1963. La fidelidad en reproducir algunos detalles es impresionante. Si nos fijamos detenidamente en la película, a la altura del actual número 3 de la plaza, en uno de los comercios se muestra rotulado el nombre “Paco”. Los vitorianos de cierta edad recordaran que entonces ahí existía una zapatería, que ofrecía cientos de modelos de calzado y frecuentes grandes rebajas, y que efectivamente se llamaba “Calzados Paco”, letrero que figuraba en la fachada. Para que nada sea distinto que la realidad, se utiliza en el decorado el rótulo con el mismo tipo de letra y grosor que el original. Una fotografía del Archivo Municipal de 1963 ratifica este extremo. Además, el decorado que aparece en la película del inicio de la calle Mateo Moraza es un calco de la realidad. Los miradores que se ven en primer plano, que fueron construidos en Paris respetaron todos los detalles en cuanto a la forma y disposición del complejo entramado de perfiles de madera que tienen. Ramón Ruiz-Cuevas en la publicación “Miradores-Begiratokiak”, titula este tipo de mirador como “Palmerales”, dado que parte de la forma de los dibujos que forman los listones de madera de los ventanales, se asemejan a las palmeras. Aunque en el fotograma – por el pequeño tamaño con que lo reproducimos- no se aprecia; en el filme proyectado en pantalla grande, si se puede leer el nombre “Jiménez, en el comercio situado bajo los miradores citados. Era entonces un establecimiento de sastrería, pañería y confecciones, que en aquel momento pertenecía a parientes de Joaquín Jiménez Martínez, el conocido etmógrafo alavés fallecido en agosto de 2019. Las escenas finales del largometraje se desarrollan en una calle ficticia levantada en los estudios parisinos, en la que se muestran edificios colocados en este caso de forma aleatoria, con balcones y miradores inspirados en el estilo de los existentes en nuestra ciudad. Se escribe en algunas publicaciones que a esta vía la bautizó el director con el nombre de calle Victoria. Tras visionar la película varias veces hemos elaborado un plano de la calle en cuestión, situando los edificios y puntos mas importantes que aparecen en la misma. En una de las aceras de la calle se situá el Hospital Provincial. La fachada de la entrada al mismo no se corresponde con el de Vitoria, pero curiosamente luce en la parte superior el escudo de Navarra. La azulejería del vestíbulo de entrada del centro hospitalario que se ve en la cinta recuerda a la del Hospital de Santiago, si bien el diseño no es exactamente igual; sin embargo el dibujo de las baldosas del suelo es coincidente. Así mismo las paredes exteriores y las ventanas son similares a las de los pabellones antiguos del Hospital de Santiago. Capítulo aparte merece una galería con estructura de madera que aparece en la cinta. Es una copia exacta, de las dos que existieron en el hospital vitoriano, que se encontraban perpendiculares a los dos lados del pabellón principal, que aun sigue en pie. Una de esas galerias comunicaba el pabellón central con la capilla, ya desaparecida. En esa galería, reproducida en el decorado, se representan con fidelidad hasta las ventanas con apertura de guillotina, igual que las originales En la misma acera y a continuación del hospital, en la escenografía, se emplaza una iglesia. En la otra acera de la calle Victoria, se muestra un largo edificio con columnas y soportales, bajo los cuales aparece durante unos pocos segundos, entre otros, un local comercial con el rotulo de “Panificadora La Concepción S.A”. También se ve una furgoneta aparcada frente a la tienda, la cual en la parte posterior luce un rotulo de la panificadora citada. Tampoco esto es un invento del director; la empresa realmente existía entonces, y disponía de varios despachos de pan en Vitoria-Gasteiz. Su gerente era José María Muzas Tudanca, fallecido en julio de 1971, a la temprana edad de 55 años. Posiblemente, su muerte le impidió ver la película, -que le daba cierta publicidad a su negocio-, a no ser que se trasladara a otro país para verla, ya que estuvo prohibida su exhibición en España y no pudo verse hasta 1979. En Vitoria se estrenó el día 25 de mayo de ese año, en el Teatro Guridi. Pero volvamos a la calle en cuestión. En uno de los fondos de la calle se muestra un edificio con arcos, idéntico a una de las entradas a la vitoriana Plaza Nueva o de España. En el otro fondo, vemos el comienzo de una calle que tiene bastante similitud con el inicio de la calle Correría de Vitoria, sobre todo en cuanto a los miradores situados en la esquina y la columna que los sustenta. Desde uno de esos miradores realiza sus observaciones el capitán Viñolas cuando se desarrolla la acción final del largometraje, en la que desde el tejado de la iglesia Artíguez dispara con la intención de matar al capitán. Al fondo de la presunta calle Correría se observan tres sitios perfectamente identificables pertenecientes a nuestra ciudad: la Plaza del Matxete, el edificio del palacio de Villa-Suso, la torre de la iglesia de San Vicente y el antiguo edificio del Parque de Bomberos. Zinnemann dice en la entrevista señalada al principio, que todo el decorado construido en Paris para la filmación, inspirado en Vitoria-Gasteiz, “siguió en pie una vez de acabado el rodaje.” No señala durante cuanto tiempo. En el vídeo que va a continuación se pueden ver varios detalles de esta calle a los que nos hemos referido, extraídos de la cinta. En la película hay presencia de otra ciudad vasca, en este caso sin utilizar decorado, ya que los exteriores fueron filmados directamente en el lugar. Esa población aparece en la escenificación del recorrido del retorno del excombatiente republicano para ajustar cuentas con el capitán Viñolas Tras decidir Artíguez regresar a la ciudad de San Martín -como hemos dicho caracterizada como Vitoria-, parte de noche de Pau donde reside, y coge un autobús que le traslada a Gotaine-Irabarne (Zuberoa), ciudad del País Vaco Francés. Al bajar Manuel del autobús, se observan dos construcciones características de esa ciudad: la iglesia de San Andrés y el frontón en el que juegan a pelota a mano dos paisanos con dos sacerdotes con sotana. Entonces era habitual que estos últimos practicaran este deporte vasco. Junto a la cancha del frontón se dejan ver dos árboles, que aun se conservan, tal como vemos en una foto actual del lugar. En esa villa vasca Artíguez busca a su amigo Pedro (Paolo Stoppa), al cual encuentra en una taberna sentado en una mesa, y allí se toman ambos algunos vasos de vino. Seguidamente en un Citröen 11 ligero, se trasladan a un “zulo”, donde Artíguez coge un fusil telescópico, una pistola y granadas. Cruza los Pirineos caminando, y al otro lado de la muga es recogido de noche por un contacto de Elizondo (Navarra), quien lo traslada a San Martín en un Citröen 2CV furgoneta. A fin de que no sea conocida su llegada por nadie, Manuel advierte al chófer: “Cuando yo baje del coche arrancas normal. No te pares en ningún sitio, ve derecho a tu casa y no digas a nadie que me has visto.” Los dos personajes que intervienen en esta parte, e incluso los que actúan como extras, están caracterizados correctamente luciendo una txapela, cubre cabezas habitual entonces en los hombres. Son numerosos y con distintos diseños, los carteles que se editaron para promocionar el largometraje en diferentes países, utilizando fotogramas o dibujos. Nos ha llamado la atención uno de ellos, empleado en Italia, en el que aparece en primer término el actor Gregory Peck (Manuel Artíguez) con txapela, y al fondo los edificios vitorianos que hemos mencionado con anterioridad: la torre de la iglesia de San Vicente, el edifico del antiguo Parque de Bomberos, etc. Al principio de la película se advierte lo siguiente en inglés: “Todos los personajes y credos en esta película son ficciones. Cualquier similitud con personas reales vivas o muertas es pura coincidencia.” (1) Todos los autores y publicaciones, al referirse a él dan como nombre suyo el el Alexandre; sin embargo curiosamente en los rótulos del filme aparece como Alexander.