Nueve años del día en el que comenzó el descenso a los infiernos

Santander

El Racing está a escasos meses de superar, si paga en diciembre el último plazo, el concurso de acreedores que solicitó hace justo nueve años, el 7 de julio de 2011. Ojalá que lo consiga. Sería sin duda un logro, ya que más del 90% de las empresas que comienzan ese proceso acaban siendo liquidadas. Y ese mérito se lo podrán adjudicar únicamente el racinguismo, que luchó por evitar la disolución, los gestores que gestionaron la miseria a partir de del 1 de febrero de 2014 y, por fin, el Grupo Pitma, que acudió al rescate en 2016. Ni el Gobierno de Cantabria ni el Ayuntamiento de Santander movieron un dedo para ayudar a una de sus instituciones más queridas.

La solicitud presentada en el Juzgado de lo social por el Consejo de administración que presidía Francisco Pernía, con Roberto Bedoya de director general, probablemente impidió que el club quebrará con una deuda declarada en aquel momento de 33,7 millones de euros (aunque luego afloró más). La solicitud, no obstante, la hicieron tarde y el concurso acabó declarándose 'Culpable' por la Audiencia Provincial (revocando parcialmente el fallo del Juzgado de lo mercantil que previamente lo había declarado 'No culpable').

Más allá de las dramáticas consecuencias económicas de la ruina que arrastraba el club en aquellos momentos, el tiempo ha demostrado que en el fútbol profesional el dinero y los resultados van casi siempre de la mano. El Racing logró sus mejores registros en la primera década del siglo XXI, incluida la clasificación para jugar la Europa League, a base de unos grandes presupuestos que generaron la deuda que llevó al Concurso. Por contra, desde que toco apretarse el cinturón casi hasta la asfixia, los resultados son calamitosos.

Aquel 7 de julio de 2011 el Racing llevaba diez temporadas consecutivas en Primera división, la más larga serie de su historia. Hoy, y contando ya con el descenso culminado el sábado y que llevará al club a competir en el ejercicio 20/21 de nuevo en Segunda B, el club de El Sardinero suma en diez temporadas cuatro descensos y seis campañas en Segunda B. Peor imposible. Bueno, hubiera podido ser peor, ya que en ese tiempo hay que computar dos ascensos de Segunda B a Segunda, el de Paco Fernández en la 13/14 y el Iván Ania en 18/19.