Dos años de cárcel por la muerte de la familia intoxicada en Alcalá de Guadaíra

Sevilla

Acuerdo entre las partes por la muerte en diciembre de 2013 de tres miembros de una familia de Alcalá de Guadaíra que inhaló fosfina de unos tapones de plaguicidas. La encargada de Alansu, empresa de reciclaje, asume la responsabilidad de lo que pasó y acepta dos años de prisión, que no tendrá que cumplir. Ha sido condenada por un delito contra el medioambiente en concurso con tres delitos de homicidio por imprudencia. Las aseguradoras indemnizarán a los familiares con 675.000 euros.

El acuerdo se ha logrado después de retirar la acusación contra el mozo de almacén de la misma empresa y contra el administrador de Reciclados Nivel. Reciclados Nivel una sociedad que carecía de autorización para gestionar residuos pero llegó a un acuerdo con la condenada para llevarse 880 kilos de botes de aluminio contaminantes a los que le retiraron las etiquetas y los tapones de seguridad de plástico.

Esos tapones se los entregaron a una de las víctimas, un chatarrero que desconocía su peligrosidad, era un cliente habitual que acudía a vender chatarra a esa empresa y  que aceptó los tapones “desconociendo su peligrosidad”, según el fiscal. El hombre se los llevó a su casa donde los depositó en una bañera en la que almacenaba todo tipo de efectos para venderlos.

Como consecuencia de la “humedad ambiental” generada en el cuarto de baño se desencadenó una reacción química. Se liberó el fosfuro de hidrógeno (fosfina) que inhalaron el padre, la madre y una de sus hijas durante varias horas. Fallecieron.